Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 21 de julio de 2007

Esa mujer (cuento corto)

Hoy vine a generar mi primer post, y para eso comencé a revisar mis cuentos, porque con uno de ellos quería inaugurarlo, y con ese sentido del humor un poco perverso que a veces me surge, vine a elegir precisamente éste, que si bien se mira, se parece a muchas cosas que son precisamente lo opuesto. Ya sé que está oscuro, pero lo está intencionalmente... Los espejos devuelven extrañas imágenes a quienes se miran en ellos...
 
Vale aclarar también para los suspicaces, que dada la fecha de su publicación, no tiene que ver con historias actuales, y para los que creen ver historias pasadas… Bueno, la ficción siempre está anclada en alguna parte ¿o no? 
 
ESA MUJER. Por Graciela L. Argüello. 
Para Carlos.
 
Cada vez que intentaba hablar con él, ocurría lo mismo exactamente: le entraba el diablo en el alma, y se le escapaba por la boca, diciendo precisamente lo que debía callar y callando lo que debía decir. Nunca pudo, por eso, evitar las tormentas de esa poco satisfactoria relación. 
No se trataba ya de que no le alcanzara lo que compartían, como tal vez pudo ser lo que intentó plantear originalmente, sino que ya ni siquiera toleraba tener que compartir con él cosa alguna. Todo entre ellos era una innegable equivocación. Estar siquiera cerca, una tortura. 
Más de una vez sintió la tentación de partir sin más explicaciones, de volar, de ser libre. Nunca supo cómo, o nunca se atrevió, y allí estaban, desangrándose en la prisión invisible de las decisiones erróneas. 
La culpa, en gran medida, era de esa extraña que se interponía entre ellos desde los cuatro últimos años. Cada vez por otra parte, se le hacía más difícil ignorar su existencia, y era por eso, que cada vez que quería hablar con él, terminaba enrostrándole su interferencia: 
-“Antes no me dejabas tanto sola, pero claro, ¡ahora está esa mujer…!” 
-“Antes contaba con vos, como contás vos conmigo, para todo, pero claro, esa mujer no te sorbía el poco seso que tenés…” 
Por eso, por más que se lo autoprometiera, no sabía dominar la lengua y los diálogos se volvían ríspidos y salvajes. 
Pero, por mucho que sufriera por las constantes borrascas, por mucho que pensara en volver a la quietud de la vieja casona familiar, que abandonara para venirse tras él a la ciudad, seguía allí, a su lado, compartiéndolo a conciencia con la otra, y atormentándose y atormentándolo por eso. 
Y él, consumido entre dos amores, necesariamente distintos, pero igualmente exigentes, sorteaba como podía el vendaval sin darle ni darse la libertad. 
Si le hubiera dicho que se volviera al pueblo, o si le prometiera que la otra nunca más, o si al menos le demostrara que el primer lugar seguía perteneciéndole, a pesar de la otra. Si pudiera ganarle la batalla. Pero la otra era tan joven, y para colmo, inteligente y ladina, ¿que podía esperar ella? 
Por eso, por toda su paciencia, por su infinito amor, no estaba preparada para tanta crueldad. Por eso el ataque al corazón y la hipertensión, y todo lo demás, cuando él vino a decirle, con la cabeza baja, esquivándole los ojos, que su vida era un infierno y que tenía que elegir entre ella y la otra. 
La otra fue más fuerte, lo intuyó desde el primer momento, pero no podía dar crédito a sus oídos cuando él le pidió sin mirarla a la cara, que se volviera al pueblo, que cuatro años en su casa ya eran mucho, y la estocada final fue decirle:
 -“Mamita, usted está arruinando mi matrimonio ¡vuélvase a casa con papá…! 
FIN  
 
Este cuento corto fue publicado en 1991 en el Nº 5 de la revista QUIPU DE CULTURA (revista del diario EL LIBERAL) de Santiago del Estero, Argentina. Su pequeña historia es que participó de un concurso que no ganó por un voto, pero le gustó tanto a uno de los miembros del jurado, por entonces director de la revista, que decidió publicarlo, aclarando precisamente este hecho: no había ganado, pero era su cuento favorito, y merecía ver la luz pública. 
 
No dejen de recordar a los perritos que esperan hogar y que les pueden regalar bellas aventuras una vez que los incorporen a su familia. Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela..
 
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque tiene protección de propiedad intelectual. 

14 comentarios:

Dayana dijo...

Graciela, soy fanática de los cuentos, así que estoy más que contenta de agendarte en mi google reader para estar al dia con tus posts.

Llegué hasta acá desde tu link en Giros del Destino... que fastidio con esta gente que empieza las novelas y deja a los lectores colgados, no? se ve que hay demasiado trabajo en la Umass y por eso no actualiza :D

Mucha suerte con el blog y a postear seguido! me quedé con ganas de leer más cosas tuyas.

Saludos

Graciela L Arguello dijo...

Bueno, el link de alguien tan famoso como el Pulpo no podía menos que rendir sus frutos!!! Debo reconocer que las visitas no son multitudinarias aquí.
Yo también estoy reclamando al Pulpo que siga sus novelas, pero más curiosidad tengo con el Último Prócer, cuyo tema me parece absolutamente novedoso.
Y respecto a este modestísimo blog mío, lo actualizo cada semana, pero no sólo con cuentos, como habrás visto. El próximo va a ser algo diferente, pero te adelanto que después viene otro cuento.
Y para fanáticas Pulpófilas como vos, te digo muy en secreto, que aparecerán de vez en cuando sus pininos literarios. Aquellos maravillosos primeros pasos en la escritura que tuve la dicha de acompañar y creo que estimular. Y también los de su hermano.
Espero que vuelvas a pasar seguido, porque va a haber mucho y variado, un beso.

-AdRiáN- dijo...

Hola Graciela.

Ayer leí algo de córdoba-weblogs en la revista Doctámbulos y con ese impulso encallé aquí. Este es el primer cuento tuyo que leo y me gustó. Me recordó a ese cantante que escucha mi hermana mayor, (José Luis Perales?)

Voy a volver a entrar pronto.
Por el momento te invito a visitar la sección de cuentos cortos de mi blog:

http://adrgor.blogspot.com/search/label/Cuentos

Seguro vos les podes dar una interpretación bien rica a los cuentos de este adolescente volador.

Muy buena tu web. Cyas.


paz,amor,libertad,respeto
-AdRiáN-

Graciela L Arguello dijo...

Bienvenido a este pequeño espacio donde la imaginación puede volar. Mew alegra que te haya gustado mi cuento, y visitaré en seguida tu blog, saludos Graciela

CarlosM dijo...

Fantástico Graciela... atrapante hasta el final, me encantó. El de Evaristo está genial también ¡hasta me lo imaginé de traje con su rolex brillante y su maletín!. Pero... ¡ me quedé con gusto a poco! ¿para cuando más cuentos?. Un beso

Graciela L Arguello dijo...

Carlos m Yo también espero más cuentos tuyos. A cambio te prometo que acá vendrán muchos más. Lo que pasa, es que soy medio veleta, y por ahí se me cruza cualquier otra idea, y posteo cualquier cosa.

Para las próximas semanas, también tengo pensado subir el Dios para cada uno de capítulo en capítulo, y sospecho que eso te puede gustar Un beso Graciela

Carlos Alberto dijo...

Graciela:

¡Muy bueno! Esta vez me sorprendió mucho el final. No lo esperaba. En absoluto. Ahora recuerdo a un hombre famoso, muy conocido en la televisión argentina (yo veía su programa, cuando era niño, en uno de los dos canales en blanco y negro de la televisión mendocina), que tuvo un problema como el que debieron soportar los personajes de tu cuento. El matrimonio terminó en divorcio.

Seguramente ya lo dije antes: Me gusta que el desenlace del cuento se concentre en la última palabra. Y sí, tus cuentos tienen mucho de ese aire misterioso que tanto me deleitó en la serie: La dimensión desconocida.

¡Por un voto! ¡Qué lástima!

Graciela: ¿Has pensado en escribir una novela?

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el señor Arellano. No lo conozco. Pero, repito, estoy de acuerdo con él. Me gustó mucho el cuento. Usted escribe muy bien, señora Graciela. La seguiré visitando. Será un gusto volver por aquí.

Saludos.

Carlos Alberto dijo...

Bueno, no nos han presentado. ¿El señor es...?

Anónimo dijo...

Pepe Galleta. Para servirlo, buen hombre.

Carlos Alberto dijo...

Perdón. ¿Pepe...?

Anónimo dijo...

Pepe Galleta, el único guapo en camiseta. Mucho gusto, don Carlos.

Sepa, ahora mismo, que soy el fan número uno de la señora Graciela.

Carlos Alberto dijo...

El gusto es mío, Pepe. Me alegra verlo en el blog de Graciela.

Saludos.

Graciela L Arguello dijo...

Crlos Alberto y Pepe Ustedes pónganse cómodos mientras les preparo un cafecito. Siempre es un gusto tenerlos por aquí.

Y Carlos te cuento que yo amaba esa misma serie. ¡¡Era fabulosa!!

Respecto a la novela, estoy en eso. Pero como habrás notado, siempre estoy haciendo mil cosas al mismo tiempo, y en este momento tengo en curso tres libros, uno de humor, una obra de teatro también humorística, y una novela sobre relaciones interpersonales. En el medio, miles de cuentos, relatos, prosas poéticas, etc, etc.
Mis días deberían tener 40 horas. Un beso. Graciela