Ha muerto mi hermano Carlos...
sábado, 23 de octubre de 2010
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Ésta es una muy breve aclaración respecto a cómo deben ser entendidos mis cuentos. Los míos no son cuentos testimoniales, ni históricos ni sociales, son solamente relatos de pequeños hechos cotidianos. Por eso no deben leerse con voz de barricada, ni en el foro, ni en la academia. Son mínimas historias para leer en voz baja, junto al fuego, en una tarde de lluvia, en un amanecer solitario, o en una noche de insomnio, y pensar tal vez, muy secretamente: “se parece un poco a mis ayeres”
5 comentarios:
Quisiera aliviarte y no encuentro las palabras. Justamente ahora que quiero decirte tanto no encuentro una sola palabra que valga la pena enviarte. No sabes cuánto lo siento, amiga mía.
Lo siento.
Gracias, Avellaneda , yo tampoco encuentro palabras para esta nueva soledad, por eso entiendo tu simpatía sin palabras. Un beso graciela
Mil palabras a nadie le alcanza.Es por ello que te dejo en silencio un beso.
Cuanto lo siento, Graciela. Ojalá pudiera darte un abrazo al menos...
Gracias, Terox y rumbofijo se sienten el beso y el abrazo
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