Hoy he vuelto a soñarte. Alegre y compañero. Vital y a mi lado.
Y el despertar ha sido otra vez un desgarramiento.
Otra vez el dolor de tu ausencia inaceptable.
Tu ausencia que se suma a esta historia mía tan llena de despedidas.
De los que no están.
Los que fallaron.
Los ausentes.
Los traidores.
Los que se llevó la muerte.
Los que se llevó el desengaño.
Los que se llevó la mentira.
Pero es la tuya la ausencia que lloro todavía, porque te fuiste, como ninguno, sin haberme fallado, y con el amor intacto.
Y ustedes, no esperen a lamentar las ausencias, asegúrense ya un amor sin condiciones, adoptando a Negrita. Un beso Graciela.
Y el despertar ha sido otra vez un desgarramiento.
Otra vez el dolor de tu ausencia inaceptable.
Tu ausencia que se suma a esta historia mía tan llena de despedidas.
De los que no están.
Los que fallaron.
Los ausentes.
Los traidores.
Los que se llevó la muerte.
Los que se llevó el desengaño.
Los que se llevó la mentira.
Pero es la tuya la ausencia que lloro todavía, porque te fuiste, como ninguno, sin haberme fallado, y con el amor intacto.
Y ustedes, no esperen a lamentar las ausencias, asegúrense ya un amor sin condiciones, adoptando a Negrita. Un beso Graciela.
4 comentarios:
Esas ausencias siempre pesan...
Vos podés entenderme, Terox, como yo te entiendo también. Un beso y el recuerdo para los que nunca estarán totalmente ausentes: Rolf y Orión
Si, siempre pesan, aunque pasen cien años! mil besos!
Es verdad Verónica , se hacen inolvidables...
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