Quiero que me devuelvan mi Argentina. La que amo y amé hasta en sus más dolorosos momentos. La que me permitía enorgullecerme: a veces por su grandeza, a veces por su resistencia y mayormente por su resiliencia.
Porque la hemos sufrido en carne viva muchas veces, pero era nuestra Argentina, la que no se entregaba, ni aun perseguida, maltratada y torturada.
Una Argentina que luchaba por ser, hasta en las sombras, porque tenía claro el camino y salía a transitarlo.
Pero hoy, mi Argentina se debate en la confusión más absoluta, porque todo es ambiguo y mentiroso.
Porque hay un discurso de izquierda con acciones de ultraderecha. Porque se declama democracia y se ejerce dictadura.
Porque se controlan las acciones individuales de los gobernados, pero hay descontrol en los manejos de los gobernantes.
Quiero que me devuelvan mi Argentina.
Ésa en la que el trabajo se valoraba, y se admiraba al que ejerciéndolo honradamente podía ahorrar y mejorar su nivel de vida, en lugar de demonizar a la clase media que aspira a vivir más dignamente.
Ésa en la que el trabajo se valoraba, y se admiraba al que ejerciéndolo honradamente podía ahorrar y mejorar su nivel de vida, en lugar de demonizar a la clase media que aspira a vivir más dignamente.
Esa Argentina en la que se podía hablar libremente con los amigos que pensaban diferente, porque no se los tildaba de enemigos.
A esa Argentina llegamos a través de un oscuro túnel en el que muchos dejaron la vida, fueran de una u otra ideología, y nada debe regresarnos a esas catacumbas.
¿Por qué pretenden ahora silenciarnos nuevamente, suprimiendo, persiguiendo y estigmatizando a la prensa no sometida, a los periodistas no complacientes, a los ciudadanos que se atreven a exigir que se respeten sus derechos, y a los jueces independientes que podrían garantizarlos?
Quiero que me devuelvan la Argentina del trabajo, de la libertad de expresión, de la libertad de opciones, de la seguridad jurídica, del respeto y la honestidad.
No acepto que después de tantas oscuras noches, el amanecer sea tan corto, y nos empujen otra vez a las sombras.
Y lo que menos acepto es que se haga con un discurso mentiroso, donde no se gobierna para los postergados, sino que se los usa en beneficio de los mismos que les cierran las puertas del progreso, porque les dan pescado, pero no les dan la libertad de pescar.
No me resigno a que los gobernantes declamen su amor a los pobres, mientras los despojan del patrimonio que les pertenece como ciudadanos, comprometiéndolo en sus turbios manejos. Manejos que han hecho de una presidente que se declara "perteneciente a la clase media", la gobernante más rica del continente.
Mi mayor deseo es recuperar una Argentina que un siglo atrás era la tierra de promisión de la que cabía esperar que se pudiera "constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general,
y asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra
posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el
suelo argentino, invocando la proteccion de Dios, fuente de toda razón y justicia"
¿Acaso nos queda algo de todo eso?
Espero recuperar esa Argentina, como espero conseguir un hogar para Basia.
Un abrazo, y nos vemos el próximo sábado. Graciela.
¿Acaso nos queda algo de todo eso?
Espero recuperar esa Argentina, como espero conseguir un hogar para Basia.
Un abrazo, y nos vemos el próximo sábado. Graciela.
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
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2 comentarios:
A veces es difícil, pero hay que ser optimista. La humanidad avanza poco a poco, a veces devolviéndose, pero al final termina avanzando... hay que resistir... no hay mal que dure 100 años...
Sí, Terox , yo también lo creo, por eso sigo pataleando, ¡pero todo lo que está pasando duele tanto! Nos pega en el centro mismo de la conciencia, y nos pone en situaciones de vergüenza ante el mundo entero.
Un beso, Graciela
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