Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Todavía te extraño...

Cuatro años desde tu partida, y te extraño todavía. También Layka te extraña.
Cuidá de la jauría invisible por mí, hasta que volvamos a reunirnos en ese lugar inexistente en el que querría creer, sólo por vos, y sólo para reencontrarte.
Fuiste el más constante de los amores en mi vida. El que nunca me falló.
El que no declamaba su lealtad: la ejercía.
El que no prometió nunca nada, pero dio sin medida.
El que no necesitaba palabras, que tantas veces sólo sirven para mentir.
El que querría tener hoy a mi lado.
Te extraño, Rolf, y son muchas las veces en que me haría bien tu majestuosa presencia, silenciosa y serena, cuando todo parece un enorme vacío.
Y te recuerdo siempre a mi lado en los largos insomnios compartidos. Las muchas noches de esperar en vano que un nuevo golpe doliera menos, por un momento siquiera.
Pero estabas vos, y era más fácil digerir miles de desengaños cuando notando mi desconsuelo, te levantabas de tu cama y apoyabas tu cabeza en la mía, diciéndome en silencio que nunca estaría sola, que vos sabías, que vos entenderías todo...
Te necesito todavía, mi Federico Alfonso, ¡y me parece tan injusto que la vida humana sea tan larga, y la de su mejor amigo tan corta!
Te extraño, mi viejito, todavía, y en tu nombre, pido ahora un hogar para Cachamai, que tiene todo el potencial para ser también el más leal de los amores para alguien que esté solo.
Y a los lectores, los despido con un abrazo hasta el próximo sábado.

Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.
Graciela.

2 comentarios:

Terox dijo...

Ellos nunca se olvidan... como no nos olvidarían ellos a nosotros...

Pensemos que está con Oberón, contando anécdotas de humanos...

Graciela L Arguello dijo...

Así imagino a todos mis ausentes, Terox corriendo juntos por campos infinitos, y sentándose luego a esperarnos...