Si estuviera en mis manos negociar un pacto con dios o con el diablo, le pediría una sola cosa: morir mirando las olas en la ciudad de Mar del Plata.
Eso sí, una vez concedido ese deseo, me aseguraría de no volver a poner los pies en esa ciudad bajo ninguna circunstancia. :D
Pero acá, en Córdoba, Gigí espera todavía que su deseo de un hogar le sea finalmente concedido.
Un beso y hasta el próximo sábado.
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