Por eso empecemos recordando a qué se refieren esos tres términos. El calendario romano, según se cree fue el primer sistema bien organizado para dividir el tiempo, y como su nombre lo indica, surgió en la Antigua Roma, y es atribuido míticamente a Rómulo, de cuya leyenda tal vez me ocupe alguna vez, porque es muy sabrosa.
Ese calendario originalmente otorgaba al año una duración de 10 meses, hasta que la influencia griega, lo reorganizó en 12 meses, de duración diferente a la de las versiones posteriores. De paso digamos que el término "año" procede de annus, que significa anillo, en referencia a su permanente repetición en una secuencia sin principio ni final a lo largo del tiempo.
Por su parte, el calendario juliano fue generado en el año 46 a. C., y ya no se basaba en tiempos de cosecha o de cambios climáticos, sino en el movimiento aparente del sol en el espacio, y fue reemplazando gradualmente al calendario romano, aunque conservó los nombres de sus meses. Fue a su vez, reformado por los cambios impuestos por el Papa Gregorio XIII en 1582, razón por la cual hoy se lo llama calendario gregoriano y sigue vigente en el mundo occidental
Y ahora vayamos por los nombres de los meses según les prometí al inicio del post.
Enero toma su nombre del latín Ianvarius, así denominado en honor al dios Jano, que se representaba con dos caras, una de las cuales miraba al pasado y la otra al futuro. Por eso se lo entiende como el símbolo de final y principio. En muchos idiomas todavía hoy su nombre es muy parecido al original (Januar en alemán; January en inglés, Janvier en francés, o Janeiro en portugués, por dar unos ejemplos). En la antigua Roma se lo señalaba como el mes de inicio de los trabajos agrícolas.
Febrero procede de Febrvarivs que significa lavarse, ya que era un mes dedicado a ritos de purificación en honor a Plutón. Como en el caso anterior, muchos idiomas actuales, en este caso incluido el español, han respetado bastante el nombre original, citamos como ejemplos: February en inglés, Februar en alemán,
Marzo dedicado al dios Marte y originalmente escrito como Martivs. Esa dedicatoria al dios de la guerra no era en absoluto inocente, ya que en esa época del año, en que el clima primaveral reinaba en el hemisferio norte, era cuando los romanos iniciaban sus campañas bélicas y de conquista, Los idiomas que más literalmente han respetado la palabra de origen son además del español, el portugués (março) y el italiano (marzo)
Abril, si bien alguna literatura atribuye el término original Aprilis a una ofrenda a la diosa del amor Afrodita, conviene recordar que ese nombre es griego, mientras que los romanos la llamaban Venus. Por eso parece más adecuado derivar el nombre del mes de la palabra "aperire" que significa abrir, ya que se la relaciona con la apertura que en la naturaleza implica la primavera. El nombre (al menos en su escritura) se ha mantenido muy fiel al original en los idiomas inglés y alemán (April).
Mayo, Maivs en su versión romana antigua, se consideraba el mes del crecimiento, y por eso estaba dedicado a la diosa ancestral Maia, que patrocinaba la fertilidad y la salud. Por ambas razones, se homenajeaba en ese mes a los mayores y a los ancestros protectores. Se ha conservado bastante fielmente en inglés (May) francés y alemán (Mai) y en portugués (Maio). Curiosamente, es el italiano el que ha introducido en la escritura de estos primeros meses más variantes.
Junio era primeramente Iunonivs, aunque algunas fuentes lo escriben como Junius, en lo que parece ser una versión más moderna. Estaba dedicado a la diosa Juno, esposa de Júpiter y por lo tanto reina de los dioses, y protectora del matrimonio. Por eso se lo consideraba el mes del florecimiento. De la grafía primigenia, casi todos los idiomas modernos se han apartado bastante.
En el primer tiempo de uso del calendario romano, los meses siguientes se denominaban según sus correspondientes números ordinales, hasta que algunos emperadores se auto- homenajearon cambiando esos nombres. Veamos cómo.
Julio, que debido a que el año se consideraba iniciándose en marzo, era el quinto se nombraba como Quintilus, pero Julio César- que había nacido en ese mes- lo rebautizó como Ivlivs. Casi en todos los idiomas modernos se nota un cambio marcado.
Agosto, inicialmente se denominó Sextilis, hasta que el emperador Octavio Augusto le puso su nombre Avgvstvs) para conmemorar la fecha en que regresó victorioso a Roma, luego de vencer a Cleopatra. Son el inglés y el alemán los que mejor se apegan a la escritura original (August).
Septiembre (que yo sigo escribiendo así para ser más fiel a la etimología, aunque se acepte Setiembre) era obviamente por entonces el séptimo mes y se escribía Septembri o Septembris, según las diversas fuentes consultadas. En las lenguas modernas este mes y los siguientes se mantienen bastante fieles al término original, salvo si se quiere en las terminaciones en inglés y alemán.
Octubre, era Octobri u Octobris, y se dice que habría conservado ese nombre - que significaba octavo mes- desde el momento en que Rómulo mismo lo generó.
Noviembre era Novembri o Novembris, términos que aluden a su posición como noveno mes del calendario romano de diez meses. Inicialmente tenía 31 días, pero Augusto le quitó uno para sumárselo a Julio, de modo que el mes que lo recordaba a él no fuera más corto que el dedicado a Julio César.
Diciembre fue antes Decembri o Decembris y tanto en el calendario romano como en el juliano y el gregoriano implican el cierre del año.
Ojalá les haya gustado tanto como a mí, aprender esto.
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