Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 3 de mayo de 2008

POST RETROACTIVO: ¡FELIZ DÍA, ANIMAL!




Y, sí. Si fue el día del animal, ¿qué quieren que ponga? ¿Feliz día, Zanahoria?

Hoy voy a contarles una mínima historia real que tiene que ver con la fecha 29 de Abril (en Argentina, Día del animal).

Pero antes quiero decirles que espero que hayan tenido un feliz día, dos animales que quiero particularmente: Rolf y Layka, que están incondicionalmente conmigo, y se alegran con sólo verme (cosa que no creo que hagan muchos más)

Lo mismo para el Pulpo y el Cuervo, y no se ofendan porque va dicho con humor y con amor.

Por otra parte, a mí pueden desearme Felicidad cualquier día, ya sea el del animal, de la lagartija, del zapato chueco o de las berenjenas. A mí no me importa “qué día es el feliz” sino “que el día es feliz”. Noten la sutileza sintáctica.

Y ahora a mi pequeño relato de una circunstancia real.

A PROPÓSITO DE LA GENTE Y LOS PERROS




En la Ciudad Universitaria, gente desaprensiva ha tomado la costumbre de abandonar perros.

Algunos deambulan en condiciones deplorables., buscando un trozo de comida y un poco de cariño.

He llamado simplemente Picho a un animal, viejo, negro, grande, de pelo corto, que apareció hace algún tiempo, convertido en una bolsa de huesos.

Sólo en las series “Los protectores” y “Precinto Miami” de Animal Planet (en las que se ven rescates de animales en riesgo ) había visto yo alguno en estado tan calamitoso.

Lo registré un miércoles a la tarde cuando ya me iba, y temí no encontrarlo con vida al día siguiente. Pero allí estaba, cuando le llevé unos trozos de carne que separé de mi almuerzo.

Me encontré también con una bióloga, que tan impresionada como yo, le había llevado alimento balanceado. Me contó entonces que ya el día anterior había intentado alimentarlo, pero estaba tan débil que no podía masticar, y solamente remojando su balanceado en agua, le pudo dar de comer.

Dudamos por eso, que pudiera con la carne que yo le llevaba, pero para nuestra satisfacción, con esa determinación propia de los que aman la vida, a pesar de haber sido maltratados por ella, muy lentamente la comió toda, y siguió luego con el balanceado. Se lo veía ya mucho más animado.

Al día siguiente, cuando subí la rampa de acceso que ingresa al campus por Vélez Sarsfield, Picho estaba allí, y vino a mi encuentro moviendo la cola. Éramos decenas en el lugar, pero él me reconoció entre todos, y vino a agradecer un simple bocadito que le había dado el día anterior, cuando tanto lo necesitaba.

Y me dejó pensando.

Mientras Picho supo agradecer un mínimo gesto amigable desde el fondo de su sufrida perrunidad (iba a poner humanidad, pero no quise ofenderlo) ¡hay tantos humanos que le clavan los dientes a la mano que los alimenta y acaricia!

Parafraseando unas líneas muy conocidas: “Cuanto más conozco a los perros, más me avergüenza mi especie”

Ahora Picho se recupera día a día, y me escolta cuando salgo del edificio. Un par de kilos más y tendrá un aspecto temible. He ganado un formidable guardaespaldas. Ya no me asusta caminar a la noche por el campus, porque nunca me deja sola ¡Gracias, Picho!

La foto que incluyo es efectivamente la de Picho, cuando apenas podía levantarse. Ahora está infinitamente mejor que en esa imagen.

Y a los lectores humanos (que alguno debe haber) les digo, traten de pasar un fin de semana perruno, es decir, disfrutando cada minuto como si fuera el único, porque definitivamente lo es. No volverá a repetirse, por un lado, y por otro, nunca hubo antes otro igual…

P.S.: Ha pasado un tiempo desde este hecho, y les cuento que mientras lo alimentábamos y cuidábamos allí, hicimos campaña para conseguirle un hogar, y finalmente una estudiante de otra Facultad, se interesó en él, y una vez pasados todos los exámenes que le pusimos, nos convenció de que sería una buena adoptante, y Picho consiguió su hogar.
 


Un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

8 comentarios:

Buda de nieve dijo...

CHe , ahora nos debes las fotos del pichicho ¡sano y gordito!

Graciela L Arguello dijo...

Hola, Buda Tal vez tenga algo aún mejor que eso. Porque ya hay un candidato a llevarlo a su casa para darle el hogar que merece. Creo que esta misma semana parte hacia su nuevo destino. Un final de cuento ¿no? Pero real. Un beso, Graciela

Carlos Alberto dijo...

Graciela:

¡Pobre pichicho! ¡Y qué bueno que lo hayas encontrado en tu camino! ¿Así que ya hay alguien que se lo llevará a su casa? ¡Qué bueno! Me alegro mucho.

Me gustan los animales. Cuando niño tuve un perro (Copito), una catita, y un pollito que llegó a gallo. Hermosos animales. A Copito (que era chiquito y blanco) le gustaba girar a toda velocidad, con la lengua afuera, mientras yo gritaba: ¡Copiiiiiiiiiiiiito, Co-pi-to, Co-piiiiiiii-to! También le gustaba ladrarles a los autos en movimiento.

¡Saludos!

Graciela L Arguello dijo...

hola Carlos Alberto Así es, ya está preparando su valija.

Yo he tenido perros casi siempre a lo largo de mi vida, pero también había en casa: teros, conejos, hámsters, y canarios. Ahora mis mimados son Rolf y Layka, pero siempre que puedo, estoy participando en buscar hogar para animales callejeros, y buscando animalitos perdidos.

Siempre recuerdo la reacción de una chica que recuperó un caniche toy, gracias a cómo nos movilizamos los vecinos. Cuando lo tenía en sus brazos exclamó:
-¡Me salvaron la vida! Yo lo estaba cuidando, ¡pero es de mi suegra que está de viaje!

Y estoy convencida de que si no la vida, le salvamos el matrimonio, por lo menos. Un beso. Graciela.

Terox dijo...

Los animales piensan más claro que nosotros. No hay duda...

Qué suerte la de Picho...

Yo también tuve una perra que se llamaba Laika (como la astronauta)...

Graciela L Arguello dijo...

Hola Terox Algunos considerarán herético que afirmemos que los animales piensan más claro que nosotros, yo coincido plenamente con vos.
Igualmente, lo que es más importante no será tan discutible, y es que los perros sienten mejor que nosotros. No especulan con sus afectos, no esperan nada a cambio, se prodigan siempre y no mezquinan sus demostraciones de amor. Definitivamente, son compañeros excepcionales, y de ellos deberíamos aprender.

Yo, demuestro mi afecto muy perrunamente, así que vaya un fuerte abrazo y un beso.

Graciela.

Johanna dijo...

Es muy bueno que te gusten los animales y los protegs a mi tambien me gusta cuidar y protegerlos por mi agarra a todos los peros y meterlos a mi casa

Graciela L Arguello dijo...

looveyou14 Muy bienvenid@ al blog. Yo haría exactamente lo mismo, si pudiera. Pero de una u otra forma, siempre busco conseguirles un hogar. Me encanta que tanta gente que ama a los animales se haya juntado aquí. Un beso Graciela