Como ya he explicado muchas veces, estoy subiendo lentamente los diversos capítulos de mi libro Un dios para cada uno, y si quieren conocerlo completo, inclusive desde la cocina de su edición y presentación, deben abrir la etiqueta que lleva su nombre, y comenzar a leer los posts desde abajo hacia arriba, para seguir la cronología en que fueron presentados.
Con este Capítulo se completa la Primera Parte, dedicada a los dioses BIEN.
Con este Capítulo se completa la Primera Parte, dedicada a los dioses BIEN.
Capítulo 5:
El dios de los poderosos.
Este es un dios que viene pisando fuerte desde la más remota antigüedad. El dios de los Cruzados, por ejemplo, muchos siglos atrás; perpetuado hoy en un dios privativo de los que deben salvaguardar a cualquier precio nuestro modo de vida occidental y cristiano. Ese dios que reverencian aquí nomás, entre nosotros, unos oscuros señores que decidieron no mucho tiempo atrás una guerra casi santa contra algunos herejes que amenazaban la sagrada paz del orden tradicional.
Este dios es beligerante politizado, decidido y a veces hasta brutal. Un dios para el cual el Taigeto está ahora y aquí, y debe ser concienzudamente utilizado para despeñar por él a una larga lista de indeseables, que comienza con los terroristas, los comunistas, los judíos, los inconformistas los sospechosos, los intelectuales, y todos sus familiares, amigos y entornos respectivos de influencia, sea ésta inmediata, mediata o lejana. Sea ésta real, probada, posible o por lo menos no imposible, razón por la cual, sospecho que ya está reservando un lugar en la cola para mí.
Éste es un dios, por otra parte, caro y lujoso, pues sólo se codea con ciertas clases dirigentes, por ello mismo mesiánicas o vesánicas que para el caso rima muy bien. Este dios opulento no sabe cuál es la procedencia de los oropeles de sus muchos templos ni sospecha siquiera que hay en ellos sangre, sudor, lágrimas, hiel, dolor, miseria y angustia… o tal vez, como en el cuento, si lo sospecha, no le importa.
Este señor dios deberá ir preparándome un lugar en su personal infierno, pues no tengo empacho en decir que de cuantos dioses hay, es el único que me provoca real repugnancia, y para cuyos adoradores no encuentro en ningún rincón de mi alma la más mínima comprensión, por mucho que sean de la clase BIEN.
El dios de los poderosos.
Este es un dios que viene pisando fuerte desde la más remota antigüedad. El dios de los Cruzados, por ejemplo, muchos siglos atrás; perpetuado hoy en un dios privativo de los que deben salvaguardar a cualquier precio nuestro modo de vida occidental y cristiano. Ese dios que reverencian aquí nomás, entre nosotros, unos oscuros señores que decidieron no mucho tiempo atrás una guerra casi santa contra algunos herejes que amenazaban la sagrada paz del orden tradicional.
Este dios es beligerante politizado, decidido y a veces hasta brutal. Un dios para el cual el Taigeto está ahora y aquí, y debe ser concienzudamente utilizado para despeñar por él a una larga lista de indeseables, que comienza con los terroristas, los comunistas, los judíos, los inconformistas los sospechosos, los intelectuales, y todos sus familiares, amigos y entornos respectivos de influencia, sea ésta inmediata, mediata o lejana. Sea ésta real, probada, posible o por lo menos no imposible, razón por la cual, sospecho que ya está reservando un lugar en la cola para mí.
Éste es un dios, por otra parte, caro y lujoso, pues sólo se codea con ciertas clases dirigentes, por ello mismo mesiánicas o vesánicas que para el caso rima muy bien. Este dios opulento no sabe cuál es la procedencia de los oropeles de sus muchos templos ni sospecha siquiera que hay en ellos sangre, sudor, lágrimas, hiel, dolor, miseria y angustia… o tal vez, como en el cuento, si lo sospecha, no le importa.
Este señor dios deberá ir preparándome un lugar en su personal infierno, pues no tengo empacho en decir que de cuantos dioses hay, es el único que me provoca real repugnancia, y para cuyos adoradores no encuentro en ningún rincón de mi alma la más mínima comprensión, por mucho que sean de la clase BIEN.
Y si quieren expresar su repudio a esa clase opulenta y enceguecida por el status, adoptar un puro perro como Tammy, es toda una rebelión ideológica, ¿no les parece?
2 comentarios:
Vesánica... ahí tenés una palabra que no se usa todos los días... me recordó aquella canción de Serrat..."la educó una nurse vesánica... típicamente británica..."
Hola, Terox , precisamente de esa canción tomé la palabra hace años cuando escribí el libro!!!!
Soy fanática de Serrat, me parece de verdad lúcido. Un beso Graciela
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