Avellaneda, que me honra leyendo este blog, es un maestro de la metáfora concisa de aristas infinitas.
De él son las palabras que inspiraron este post, porque fue él quien dijo: "Un sueño es ese espacio vacío entre la fantasía y el deseo"
Y de esas palabras surgió esta prosa que comparto con ustedes y que quiere ser una sorpresa para Avellaneda, cuya inspiración literaria admiro tan profundamente.
La cita
La cita es justo allí. En ese rincón dorado que queda en la mitad exacta del camino entre la fantasía y el deseo.
En ese punto donde las ansiedades mueren y ya no hay ni incertidumbres ni duelos.
Allí nos encontraremos cuando sea el momento.
Doblando un día una esquina cualquiera, sabremos que ése es el lugar. Que hemos llegado.
Y casi ni será sorpresa.
Porque hacia allá corremos, felices como niños, a buscar lo perfecto.
Eso que está más allá de la imaginación más loca, sin llegar a tener, sin embargo, el imán de una meta.
Lo que queda tan lejos que "tal vez ni lleguemos" nos gritan los propios miedos.
Lo que está tan a mano que "lo rozan los dedos", responde la esperanza.
Y empujados por ambos, esperanzas y miedos, seguimos el camino hacia ese cruce distante en que se dieron cita, no se sabe en qué tiempo, ni para qué momento, los destinos inciertos.
Después de haber vivido mil fatales encuentros y miles de despedidas.
Un montón de fracasos y cientos de partidas.
Cuando ya parezca imposible.
Cuando no lo esperemos.
Sólo un fugaz instante antes del demasiado tarde, y por un tenue momento.
Sólo una vez y punto.
En un segundo apenas, sentiremos, seguro, que hemos llegado al puerto.
Ese sitio impreciso que siempre perseguimos, en ese espacio vacío al que llamamos sueño.
Y ahora los dejo hasta el próximo sábado, recordándoles que también es un sueño la adopción de Negrita.
Un beso y buen fin de semana. Graciela.
De él son las palabras que inspiraron este post, porque fue él quien dijo: "Un sueño es ese espacio vacío entre la fantasía y el deseo"
Y de esas palabras surgió esta prosa que comparto con ustedes y que quiere ser una sorpresa para Avellaneda, cuya inspiración literaria admiro tan profundamente.
La cita
La cita es justo allí. En ese rincón dorado que queda en la mitad exacta del camino entre la fantasía y el deseo.
En ese punto donde las ansiedades mueren y ya no hay ni incertidumbres ni duelos.
Allí nos encontraremos cuando sea el momento.
Doblando un día una esquina cualquiera, sabremos que ése es el lugar. Que hemos llegado.
Y casi ni será sorpresa.
Porque hacia allá corremos, felices como niños, a buscar lo perfecto.
Eso que está más allá de la imaginación más loca, sin llegar a tener, sin embargo, el imán de una meta.
Lo que queda tan lejos que "tal vez ni lleguemos" nos gritan los propios miedos.
Lo que está tan a mano que "lo rozan los dedos", responde la esperanza.
Y empujados por ambos, esperanzas y miedos, seguimos el camino hacia ese cruce distante en que se dieron cita, no se sabe en qué tiempo, ni para qué momento, los destinos inciertos.
Después de haber vivido mil fatales encuentros y miles de despedidas.
Un montón de fracasos y cientos de partidas.
Cuando ya parezca imposible.
Cuando no lo esperemos.
Sólo un fugaz instante antes del demasiado tarde, y por un tenue momento.
Sólo una vez y punto.
En un segundo apenas, sentiremos, seguro, que hemos llegado al puerto.
Ese sitio impreciso que siempre perseguimos, en ese espacio vacío al que llamamos sueño.
Y ahora los dejo hasta el próximo sábado, recordándoles que también es un sueño la adopción de Negrita.
Un beso y buen fin de semana. Graciela.
2 comentarios:
Muy bello... nada más recordar a don Pedro: "La vida es sueño y los sueños, sueños son"
Me alegra que te haya gustado, Terox , fue algo muy espontáneo, bah, como todo lo que escribo...
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