Luego de haber tolerado estoicamente y durante años, que mis amigas me estigmatizaran como la inútil incapaz de hacer un postre, ésa a la que se le dice permanentemente: "vos comprá el helado"; voy a reclamar los méritos que me corresponden y nunca se me reconocieron.
En materia culinaria yo no soy una individualista, vanidosa y exhibicionista, sino que soy una trabajadora de equipo.
La que hace una tarea necesaria pero nunca debidamente reconocida.
La que llega al final de la línea de producción, con modestia y humildad, y nunca reclama ni recibe elogios.
Porque mientras las demás intercambian recetas, discuten los méritos de unos u otros ingredientes, y se disputan los créditos correspondientes, yo soy la única capaz de sentarse silenciosamente, sin pretender ninguna clase de atención, para realizar la importante tarea de ir facilitando el posterior lavado de la vajilla.
En efecto, yo soy la que, cuchara y espátula en mano, raspa todos los restos de cremas, chocolates, dulce de leche, caramelo y o coberturas de repostería varias, que inevitablemente quedan en el fondo de los recipientes, batidoras, ollas y demás implementos, y los come sin exhalar una sola queja.
Yo soy la que lame todos los utensilios, eliminando restos de dulzuras que de no ser así eliminadas, entorpecerían inenarrablemente el lavado posterior.
¿Es o no la mía una labor encomiable?
Así pues, basta de considerarme prescindible a la hora de organizar una mesa de dulces.
Mucho ojito conmigo.
Y ojito con Silvia que tiene ganas de hacer otro tanto, pese a que lamentablemente todavía no tiene una familia que le dé esa oportunidad.
Los espero el próximo sábado. Un beso Graciela.
2 comentarios:
Compartís el cruel destino de los incomprendidos carroñeros... tan importantes para cualquier ecosistema... qué ingratos esos que tanto critican...
Jjajajaja!!!! me habían dicho de todo menos bicho carroñero, Terox , pero siempre hay una primera vez.
Aunque como de verdad, es un papel ecológicamente muy importante, lo tomo como un galardón. Un beso
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