Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 27 de octubre de 2012

Otro cuento de mi cosecha

Hoy les presento otro de los cuentos que me publicaron en una antología. Éste data de 1997 y se publicó en el Tercer Torrente de Cuentos del Río de la Plata, de la Editorial Baobab, de Buenos Aires, Argentina. Si voy a seguir con mi costumbre de puntuarlos según mi "escala gustométrica", me animo a ponerle tanto como un ocho, porque está entre mis favoritos.
Según mi costumbre, les he escaneado la portada y les cuento que me autodediqué el ejemplar que no regalé sino que guardé para mí con el siguiente texto:
Para mí, dándome ánimos para empezar un nuevo año de muchísimo trabajo. (Y compartiéndolo con Rolf que todavía no puede leerlo porque no va a la escuela) Córdoba, 31-1-98.
Y ahora, les transcribo el cuento:


ESTHER Y EL DOCTOR
                  por GRACIELA L.ARGÜELLO

Cuando estalló el escándalo en el pueblo, la persona más insospechada fue necesariamente Esther.
Esther, que siempre había sido considerada como el paradigma de la candidez y la transparencia, no fue ni siquiera remotamente salpicada por las dudas que recayeron sobre casi todas las mujeres casaderas, y en especial sobre las más casquivanas, obviamente.
Pero no sobre Esther, siempre tan pudorosa y reservada. Tan de su casa y  tan intachable.
Y sin embargo...
Esther guardaba muy celosamente el secreto de su naturaleza apasionada y veleidosa.
Nunca había dicho ni una sola palabra a mortal alguno - ni siquiera al cura- de aquellos enamoramientos siempre unilaterales y siempre platónicos que habían llenado de sueños su alma solitaria y retraída.
Primero había amado desde la distancia al profesor Astini, luego sus ilusiones habían merodeado al ingeniero agrónomo que compró una parcela a pocos kilómetros de la estación.
También había sucumbido al modesto encanto del farmacéutico, que  ni siquiera dio señales de tomar en cuenta su existencia.                                                                            
Pero con el médico, la historia fue diferente.
No al comienzo, cuando fue a consultarlo  en verdad por una reacción alérgica.
Todo empezó más tarde, cuando descubrió, en medio de una gripe, que el  Dr. De Palma era bastante guapo, a pesar de su incipiente calvicie, y sus gruesos anteojos.
Fue allí que comenzó su permanente peregrinaje al dispensario, con toda una serie de dolencias inventadas, pero verosímiles: una jaqueca, una basurita en el ojo, un ataque al hígado, un dolor de garganta,  o un reb­elde insomnio. Excusas todas para ver a su Príncipe Azul.
Hasta ese momento,  el romance no había pasado de ser una de sus tantas fantasías. Pero de alguna manera, en medio de su avidez de amor, comenzó a notar detalles muy pequeños que embriagaron su corazón sediento.
Esther descubrió, o creyó descubrir un brillo especial iluminando la sonrisa con que el médico recibía sus casi cotidianas consultas.
También le pareció que él le tomaba el pulso de una manera tan gentil que era casi una caricia.
Y no pasó por alto el hecho de que él había empezado a recibirla con un beso en la mejilla, que algunas veces, le parecía inclusive, que se prolongaba sutilmente.
Más tarde, el Dr. De Palma le retenía la mano, mientras le sugería que sus dolencias no eran más que  manifestaciones de soledad. 
Una tarde, el médico la despidió con especial ternura, diciendo:
-Esther, dar y recibir amor es el mejor remedio para los corazones solitarios.
Esa tarde, su secretísima esperanza se desbordó por completo.
Las palabras de él le parecieron una señal. Y olvidó todos los temores y todas las prudencias.
No le importó que él tuviera alrededor de cuarenta y cinco años. Ni vio impedimento en que estuviera casado. Ni siquiera saber que él tenía tres hijas casi adolescentes, fue un obstáculo para ella.
Sencillamente asumió su amor con todos los riesgos, y decidió remediar la situación.
Por eso comenzaron a llegarle a la esposa del médico las cartas anónimas en que le informaban que él no la amaba, sino que estaba profundamente enamorado de una paciente.
La ofensiva fue lenta pero constante. La confianza y la paciencia de la Sra. de De Palma se fueron esfumando paulatinamente, pese a las protestas y juramentos de inocencia de su marido.
Finalmente el escándalo estalló un domingo de verano, cuando el doctor  fue abandonado por su mujer, en medio de una ardua discusión de la que se enteró todo el pueblo.
Hasta el último instante, el médico juraba no comprender qué significaba el grueso paquete de cartas firmadas por Una Amiga, que su esposa enarbola­ba en medio de su indignación.
           Pasada la tormenta, cuando ya el pueblo había sospechado por turno de cuanta mujer lo habitaba- salvo de Esther, claro- ella resolvió que era tiempo de ir a buscar a su Romeo, y crear una situación en que debieran confesarse mutuamente los prohibidos sentimientos.
           Ese día, Esther se puso su mejor vestido, y hasta se pintó los labios. Cuando se miró en el espejo, pensó con satisfacción que a pesar de sus casi cien kilos, llevaba bastante bien los setenta y tres años que había cumplido en marzo.

Espero que este cuento les haya gustado tanto como a mí me divirtió escribirlo hace tantos años.
Y por su propio bien, les sugiero que me ayuden a conseguir adoptante para Chipi, en lugar de dejarla fantaseando con amores imposibles, no vaya a ser que se les aparezca solita con sus pocas pertenencias en la puerta de alguna de sus casas.

Un abrazo. Graciela. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

sábado, 20 de octubre de 2012

De nuevo un minipost


Como siempre que ando corta de tiempo, recurro a un nanocuento, que como saben, es por definición, una narración de seis palabras exactas, ni más ni menos. Veamos si ésta les cuenta alguna historia.


REGRESO.

Volverá un día. Clausuré mi puerta.
Pero para lo que siempre tengo tiempo, es para recordarles que Chipi sigue en espera de un hogar, y el Oso también.

La imagen que ilustra el post es de este sitio.

Nos vemos el próximo sábado, y espero que sea con más tiempo. Un abrazo. Graciela.

Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
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sábado, 13 de octubre de 2012

¿No les ha pasado a ustedes también?


Leyendo a la genial Agatha Christie, encontré en su novela "Un gato en el palomar" este parrafito que sencillamente me encantó, y que después pienso comentarles:
En la sala de reunión de las profesoras, éstas cambiaban puntos de vista sobre viajes por el extranjero, obras de teatro que habían visto y exposiciones de arte que habían visitado. Las instantáneas circulaban de mano en mano. Se cernía la amenaza de las diapositivas en color, porque todas las entusiastas querían enseñar las suyas propias para librarse de la obligación de ver las de las demás.
¿No les encanta ese párrafo? ¿No les ha pasado tener que padecer horas de exposición de fotos y diapositivas en las que les muestran no sólo las instantáneas de sus amigos, sino que además les van presentando a millones de desconocidos, con inacabables explicaciones como:
¨-Ésa es la suegra del hermano menor de un chico que trabajaba con mi prima, y que encontré en..."
O: "- La gordita del fondo es una chica que conocí en uno de los museos, y que casualmente conocía al naranjita que me cuida el coche en el Colegio Médico"
O cualquier otra burrada por el estilo, ante la cual, para ser políticamente correcto tenemos que contestar:
"-¡Mirá, vos, qué chico es el mundo!"- o alguna otra estupidez semejante, porque queda fiero decir " y a mí qué mie me importa"
Ya sé que suena intolerante pero ¿no les parece un poco abusiva esa costumbre que se ha puesto tan de moda, en que llegás inocentemente a un cumpleaños en el que pensás divertirte, charlar, bailar, saltar y jugar, andar por los aires y moverte con mucho donaire, y en vez de eso te sientan durante 45 minutos mirando fotos de las 4 o 5 últimas generaciones?
Desde el abuelo que llegó de Italia con una mano atrás y otra adelante; pasando por mamita, posando a los 3 meses desnuda sobre un almohadoncito como se estilaba por entonces; el homenajeado en la cuna; con su pintorcito en el kindergarten; la clásica foto de la primaria donde la única que se distingue es la maestra, y sólo porque es más alta que los demás, salvo deshonrosas excepciones. Deshonroso, digo, para el alumno que terminó segundo grado a los 17 años después de repetirlo 10 veces, y es por eso más alto que la teacher (aclaro para que no se lo tomen como discriminación contra las maestras petisas).
Por supuesto, seguirá la enumeración de logros con las correspondientes fotos: la comunión, la boda, el divorcio, la universidad, la academia de declamación, y hasta quizás la foto del sarampión y las paperas, o lo que pomo consideren relevante en la vida del cumpleañero o cumpleañera, aquellos miembros de la familia que se encargan de hacer la recopilación.
La parte oscura de la cosa, es que probablemente los eventos más importantes de la vida del ut supra mencionado cumpleañero, sean por completo desconocidas para toda su amorosa familia... y es mejor que así sea.
Después, por supuesto, habrá derivaciones hacia la familia política, con fotos de sus 226 miembros directos, indirectos y más o menos allegados, todas con acotaciones supuestamente graciosas, que es de rigor festejar con grandes risas, aunque uno no tenga la menor idea sobre las anécdotas a que se alude, y tampoco probablemente el menor interés en conocerlas.
Pero la cosa no para ahí, ya que si el homenajeado/a tiene hijos, estarán las fotos de cada uno de ellos desde la cuna hasta la senectud, o la etapa de la vida en que se encuentren al momento de este suplicio.
Por supuesto si alguno/a de los hijos ha aportado nietos/as, ellos ocuparán las siguientes 358 diapositivas del power point, y habrá que exclamar en cada una:
-¡Qué bonito! AHHH OHHHH, y otras ñoñeces.
Al cabo de dos o tres horas, se debe aplaudir el esfuerzo realizado por los autores del power (y secretamente también la hazaña de los invitados que lo toleraron estoicamente hasta el final) y comentar que fue muy emotivo, muy tierno, muy dulce, y todos los empalagosos sinónimos del caso.
Luego habrá que intentar remontar el tedio y ver de festejar como cabe, es decir, saltando, cantando y bailando, en vez de estar atornillado en una silla disimulando bostezos.

Y ahora, como nada me gusta más que hacer lo contrario de lo que se debe, les presento una foto de Chipi, pero solamente para que aprecien su hidalguía, y decidan darle por fin un hogar.
Tómenselo con humor, y nos vemos el próximo sábado. Un beso. Graciela.
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle,
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P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.
    

sábado, 6 de octubre de 2012

¡Esto no es casualidad, es predestinación!...

Así solía decir un personaje de un antiguo programa cómico que se emitía por radio primero, y por tele después. Y hoy hago mío ese enunciado, por lo que paso a contarles.
Conversaba no hace mucho con un  compañero acerca de ciertas coincidencias entre los apellidos y los destinos de las personas. (Y sí, estábamos medio al cuete...)  Así, hay en Córdoba, un conocido periodista especializado en temas agropecuarios, que se llama Vaca; un médico también renombrado de apellido Curetti, y así fuimos desgranando ejemplos, hasta que con un poco de ironía acoté:
-Tengo que averiguar qué significa Argüello.
Y allí habría quedado todo, si no fuera porque hoy llegué a caer en la cuenta de que estaba buscando por el lado equivocado, porque ¡yo también soy una predestinada! Pero por mi fecha de nacimiento, no por mi apellido.
En efecto, el 4 de octubre (día de mi cumpleaños) es el Día Internacional de los Animales, instituido en Florencia, Italia, ya en 1931. Es decir que nací para las animaladas que me son habituales, ya lo ven. Pero también para amar a los animales y pelear por ellos.
El día no fue tampoco elegido al azar, sino en homenaje a San Francisco de Asís, que no sé si nació o murió en esa fecha, pero que de cualquier manera pasó a la historia cristiana como un defensor a ultranza del derecho de cada animal a ser respetado y protegido.
A partir del año 2003, además, y a instancias de organizaciones inglesas se dedica el 4 de octubre a la realización de numerosos eventos en los que los animales son protagonistas (y eso que ni mencionaron mis festejos de cumpleaños)
Por todo lo dicho, los que pretenden convencerme de que estoy embarcada en una utopía, o en una lucha contra molinos de viento, no pierdan más su tiempo conmigo, porque esa lucha está escrita en mi ADN.
Y para estar a tono con ella, les recuerdo una vez más que Chipi está allí, esperando, siempre dispuesta a llevar alegría a la familia que decida adoptarla. 
Nos vemos el próximo sábado, porque ahora voy a ver si quedó alguna miga siquiera de mi torta de cumpleaños, como para seguir festejando. Un beso, Graciela.
 

Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?

P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque tiene protección de propiedad intelectual.