Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 29 de junio de 2013

Algo para aprender.

Ya les he contado en mi otro blog acerca de mi viaje por los Parques Naturales de Estados Unidos.
Uno de los que visité fue el Yellowstone, donde se profesa un respeto absoluto por la fauna silvestre y autóctona.
Lo que paso a contarles ahora, tiene una moraleja a modo de reflexión.
En la foto que ilustra el post ven a una mamá bisonte con su cría, descansando en una zona de pastos, muy próxima a la entrada del Visitor Center del parque.
Por si no lo saben, el Visitor Center, es el sitio de recepción de los turistas que llegan al parque, y pasan por él cientos o miles de personas diariamente según la época del año.
Los visitantes pasamos a muy pocos metros de esa mamá bisonte con su bebé. Y no nos acercamos más, solamente porque 25 metros es la distancia permitida por las autoridades, aunque en ese caso particular ella misma se había colocado a no más de unos quince metros de nuestro paso obligado.
Y debo decir que ni ella se molestó, ni nosotros sentimos otra cosa que una profunda emoción y respeto.
Eso demuestra que se puede convivir en paz con una mole de músculos que supera fácilmente los 1000 kilos, y que podría convertirnos en santos, por el simple expediente de dejarnos hechos una estampita, si embestía contra nosotros.
Y bien podía hacerlo si sentía una amenaza contra su cría, pero nunca confundió nuestras intenciones.
Entonces me pregunto, ¿cómo es que en nuestras ciudades argentinas no hemos aprendido todavía a respetar a la fauna urbana, tanto más inofensiva y amable, como son los perros y gatos sin hogar?
¿Cuándo alcanzaremos la tolerancia necesaria para empezar a compartir un espacio que al cabo y a la postre no nos pertenece, aunque creamos lo contrario? ¿Cuándo dejaremos de atropellarlos, agredirlos o exigir que simplemente desaparezcan?
¿Cuándo seremos lo bastante humanos como para ejercer la compasión, la empatía y el respeto? ¿Cuándo pasaremos junto a una madre y sus crías caninas y felinas con la misma naturalidad con que se hace en Yellowstone ante una madre bisonte?
Es hora de aprender algo, ¿no creen?
Y es hora también de adoptar a Basia, que no será una mamá bisonte, pero tiene su prestancia, no crean.

Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela.

Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

2 comentarios:

Terox dijo...

Así somos los humanos... necesitamos reglas y que nos OBLIGUEN a cumplirlas... te aseguro que si no fuera así, cartelito o no cartelito los guías se detendrían más tiempo del necesario... pero la buena naturaleza de los bisontes no siempre actuó a su favor... cuando los cazaban, se quedaban en un lugar aunque los estuvieran acribillando a balazos... su naturaleza tranquila resultó en ese tiempo en una trampa evolutiva... por dicha frenamos la matanza a tiempo...

Graciela L Arguello dijo...

Así es, Terox , los humanos tienden a abusar de los que no son violentos