Hace ya un tiempo -largo, si vamos a decir las cosas como son- subí el Capítulo I de mi autobiografia, cosa que deberían ir a leer en este link, tan pronto como terminen con este post y antes de seguir adelante con la lectura de las ¿interesantes? confesiones que seguirán en futuros posts.
El problema es que a ese Capítulo I lo publiqué así nomás, a lo bestia, sin explicar por qué, y ustedes seguramente se habrán preguntado:
-"¿Y ésta qué se creerá que es para contarnos su historia? ¡Ni que fuera un prócer!"
Y es por eso que ahora me salgo de la secuencia cronológica para justificarme ante ustedes precisamente, y explicar por qué elegí escribir mis memorias, antes de que me ataque el Alzheimer.
Resulta que yo nunca fui a un taller de escritura (ni iría), básicamente por culpa de mi amiga Elisa, (nombre ficticio, gil no soy) que sí asiste a uno. Y con ella me pasan dos cosas:
La primera es que desde que se anotó vive leyéndome lo que escribe, y es francamente horrible.
Horrible cómo escribe, y horrible la experiencia de tener que escucharla.
La segunda cosa que me pasó, es que en cuanto volvió de la primera clase me contó que el lema del taller es: "Pinta tu aldea y pintarás el mundo"
Ahí nomás juré que nunca, nunca NUNCA iría a un taller semejante.
Porque, para empezar, yo quiero escribir, no pintar. Porque pintar no se me da bien. De hecho, no pinto ni una maceta, ¿me imaginan pintando una aldea entera?
Y encima, me represento esta escena:
Yo llego agotada al taller, con las manos llenas de pintura, el gorrito de papel de diario en la cabeza y apestando al aguarrás con el que limpié la brocha gorda, y anunciando a voz en cuello:
-"¡Ya pinté mi aldea!" (aunque en realidad no tengo ninguna aldea)
Y todo solamente para que el profe, mentor, coordinador o como lo llamen, me espete:
-"¡Muy bien! Ahora pintarás el mundo...
¡No, ni ahí! ¡De talleres, minga! Ni de pintura, ni de escritura, ni de cocina ni de nada. Si me voy a pasar pintando el mundo ¿a qué hora quieren que aprenda a escribir?
No obstante, pese a tan sano propósito, mi amiga Elisa me sigue atormentando con su taller y sus supuestos progresos.
Tan es así que después de varios meses se me apareció diciendo que ahora la consigna en el taller es escribir solamente acerca de aquello sobre lo que se sabe mucho.
¡Sonamos!- pensé. Porque como yo no sé mucho de nada, tendría que terminar escribiendo sobre la nada misma.
Pero también leí lo de "Conócete a tí mismo" y fue cuando dije:
-"¡Si me conoceré!"
Y ahí se me prendió la lamparita.
Si voy a escribir sobre algo que conozco bien, el tema seré yo misma, y mi tragicómica historia.
Y para terminar por hoy, recuerden a Gigí, que espera una familia amorosa. Un beso, y nos vemos el próximo sábado. Graciela.
P.S.: La foto que ilustra el post es de este sitio , que no tiene relación alguna con las burradas que escribí en este post.
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
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