- No confunda a su hijo, diciendo cosas sin sentido, que lo llenarán de un absurdo sentimiento de responsabilidad en cosas que nada tienen que ver con él.
- En vez de tanta declamación, si su hijo no quiere más comida, ponga en un tupper lo que quedó en la olla y pídale que la acompañe a llevarla a alguien de su propio barrio que a lo mejor lo necesita.
- Adopte a Lautaro, (o a cualquier callejero) para que aproveche algunas de las cosas que sobran en su mesa, si eso le molesta tanto.
Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela.
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito callejero o rescatado de alguna fea situación.
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