Los que me conocen saben, sin dudas, que soy un bicho juntapapeles, y precisamente revolviendo entre ellos, encontré este diploma que me enorgullece, y que quiero compartir hoy con los lectores de mi blog. Ya sé que les he contado sobre esto antes, pero acá está la prueba, que no recuerdo si subí alguna vez. Y bueno...mis amnesias parciales también tengo... (Y encima puedo usar el argumento de la Sra Mirtha Legrand: "el público se renueva").
Señoras y señores, con ustedes, ¡¡¡chan cha cha chan!!, mi diploma de Embajadora de la Palabra, otorgado por la Fundación César Egido Serrano, del Museo de la Palabra, de España:
Y uno de los seres que más se alegró cuando me lo otorgaron, fue mi princesita Layka, que está cumpliendo sus primeros 17 añitos, y que ven en la foto de la derecha. Otra que compartió mi alegría y que todavía busca hogar, es Gigí, que está en la otra foto.
Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela.
P.S.: La foto es de Bora Bora, en la Polinesia Francesa, con uno de los fabulosos pareos que son la principal producción de la isla. La incluyo para que no crean que sólo sé sentarme en una biblioteca. ¡También disfruto la vida, y de qué manera!
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito callejero o rescatado de alguna fea situación.
Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.
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