Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 15 de junio de 2024

Las Bodas de lana, es decir los siete años.


Como ya es costumbre, en un esfuerzo didáctico, les explico las profundas implicancias de un aniversario de casados más.

Esta vez me toca analizar el séptimo aniversario, al que la fantasía popular ha denominado "Bodas de lana"

Al investigar este aniversario en particular se me abrieron los caminos hacia dos distintas vertientes:

Por un lado podría tratarse de un merecido homenaje a ese tercer integrante, casi siempre sufridamente anónimo e ignorado que sin embargo ayuda a sobrellevar la pesada carga del yugo matrimonial, que un poco más repartida parece más liviana.

Este ser que casi desinteresadamente (casi, porque algún beneficio seguramente recibe, no se crean) se calza de lana (precisamente) para aliviar la comezón del séptimo año. 

Esa interpretación parece muy lógica, pero muchos son los que se niegan a asumirla, y por eso es que la otra escuela de pensamiento atribuye el nombre "bodas de lana" a algunas cualidades propias de una relación de pareja que ya se ha extendido durante siete años, sobreviviendo a los estados de algodón, cuero, frutas, madera, etc., etc.

Revisemos las mencionadas cualidades:

La lana es abrigada y confortable, aunque no sea tan atractiva como la seda ni tan sensual como el raso.

De hecho, un cárdigan de lana puede ser muy apropiado para arrellanarse en el sillón, tomando un capuchino con el "peor que nada", en una noche de invierno; pero difícilmente evoque una cena romántica a la luz de las velas en un restaurante cinco tenedores, con un violinista ejecutando el Claro de Luna de Debussy. (No sé por qué elegí el término ejecutar, justo cuando hablo de aniversarios de bodas...). Retomando el hilo, la lana es muy siete años, por lo menos.

La lana es también la imagen misma de la comodidad. Piensen por ejemplo en pantuflas de lana versus stilettos de charol, ¿cuál les parece el calzado más relajado y doméstico?

Y de tan relajado y doméstico nos vuelve a traer a la mente al o la "pata de lana", tan necesario/a para rescatar del naufragio los vestigios de seducción que un/a casado/a puede conservar en algún rincón de su existencia, después de siete años de convivencia que ya fueron, como dije más arriba, de múltiples materiales, entre ellos de papel y de azúcar. Y que aparentemente serán seguidos por un año sabático, porque yo, al menos, no encontré en Internet ningún material que la tradición asocie al octavo aniversario.

Los dejo pensando en ese hiato tan difícil de explicar. (¿Un conato de rebelión, tal vez?)


Y ya que terminamos hablando de vacíos, les sugiero llenar cualquier vacío emocional que haya en sus vidas, adoptando un gatito o un perrito de los muchos que esperan hogar y que les pueden regalar bellas aventuras una vez que los incorporen a su familia. Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela.

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