Hoy vuelvo a la etiqueta TUS PEDIDOS SON ÓRDENES y me encuentro con que la que sigue en la lista, es una búsqueda que expresa: “cuento corto, generando conciencia”.
Como mis cuentos proceden más bien de alguien bastante inconsciente, me resulta realmente extraño que a través de una búsqueda como ésa, hayan recalado en mi blog.
De todas maneras, habiéndome comprometido a darles con todos los gustos, debo generar algo que de eso se trate.
Y se me ocurre analizar un clásico de la literatura universal, que se supone era un cuento aleccionador en su momento: Caperucita Roja y el Lobo.
Se cree que lo que se esperaba era generar en las niñas un cierto pánico, que les impidiera relacionarse con desconocidos en sus caminos, muchas veces por los bosques y otras veces por pequeños pueblos y ciudades.
Pero como a mí me gusta darle la vuelta a las cosas, prefiero convertir este cuento en un cúmulo de moralejas para las madres, no para las niñas.
Veamos señoras madres, en primer término si sus señoras mamás están enfermas, ¿cómo es eso de andar dejándolas solas en una cabaña en medio del bosque? ¿no sería más razonable traerlas a pasar unos días en el propio hogar, o en su defecto instalarse ustedes mismas a la cabecera de sus lechos de enfermas, o pagarles servicio de enfermería o algo por el estilo?
Si eso no es posible, mandar a una niña de cortos años a cruzar el bosque con una cesta llena de vituallas parece bastante imprudente, de todas maneras.
¿Por qué no mejor llamar al delivery o en el último de los casos, sacar la cuatro por cuatro y llevar la canastilla personalmente?
Supongamos que tampoco eso es realizable por las múltiples ocupaciones de la madre o porque se lleva a las patadas con la abuela, o porque al final sólo es la suegra, ¿no sería más viable meterla en un geriátrico, antes que andar poniendo en riesgo a la nena?
O más opciones todavía, como darle unos cospeles a la criatura para que vaya en colectivo, o comprarle una bicicleta para que pueda huir del lobo, o comprarle un aerosol de gas pimienta, como el que a mí misma me acompaña.
Y para las señoras abuelas, también hay un mensaje didáctico: si les toca la puerta un lobo no es cuestión de andar abriéndole, aunque diga que es un mormón sin compañero.
Si en cambio el lobo se mete por la ventana, hay que llamar inmediatamente al 911 o conectar la alarma de pánico, y no quedarse cómodamente en la cama mientras el lobo se la merienda. Eso no parece la mejor opción.
En definitiva en este cuento didáctico, estoy poniendo las responsabilidades exactamente donde deben estar: en los adultos, no en los pequeños a los que se pone innecesariamente en riesgo si se los manda con una canastita bajo el brazo a cruzar un bosque infestado de lobos y otros predadores.
A todo esto, Panchita agrega: -“En el último de los casos, mándenla acompañada de un perro, y de no tenerlo, es hora de que adopten alguno, como a mí por ejemplo”.
Bien, aparentemente he cumplido con mi promesa y puedo dejarlos hasta el próximo sábado, siempre y cuando ustedes cumplan su obligación de ir a postular nuevos candidatos a ADT (que parece que van a hacer falta)o a votar por el próximo.
P.S: La foto, como ya habrán adivinado es choreada de algún mail, de esos que rondan por la red
P.S: Próximamente les estaré anunciando la inauguración oficial de mi otro blog: Locos por la Geología. Como dice el Pulpo, COMING SOON.
Un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
P..P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.
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