Como ustedes ya saben, cuando me pongo a complacer pedidos, sencillamente exploro las búsquedas que trajeron lectores alguna vez, y les doy con el gusto, por bizarras que sean esas peticiones.
Porque ¡hay que ver las cosas que le piden a Google!
Y como se trata de un ejercicio de auténtico desafío, me abstengo de elegir, de la manera más absoluta. Sencillamente sigo el orden, y me obligo a escribir sobre (o alrededor, o arriba, o abajo) el texto original que se buscó en la red, sin censuras, preferencias ni exclusiones.
Por eso, si ven el recuadro, notarán que después de "la historia de Sophie" que fue motivo del post anterior dentro de esta misma etiqueta, aparece un nombre propio, y si he de respetar las reglas del juego autoimpuestas, no puedo saltearlo, por mucho que me gustaría.
Así, vengo obligada a generar un post sobre alguien llamado Martín Andrés Hain, que no tengo el gusto (o disgusto también podría ser, ya que honestamente ignoro cuál sería el caso) de conocer.
Sí puedo decir que esa búsqueda trae gente al blog porque alguna vez hemos compartido la participación en un concurso literario, organizado por la revista Crepúsculo, cuyos resultados nos incluyeron a ambos entre los favorecidos.
Porque ¡hay que ver las cosas que le piden a Google!
Y como se trata de un ejercicio de auténtico desafío, me abstengo de elegir, de la manera más absoluta. Sencillamente sigo el orden, y me obligo a escribir sobre (o alrededor, o arriba, o abajo) el texto original que se buscó en la red, sin censuras, preferencias ni exclusiones.
Por eso, si ven el recuadro, notarán que después de "la historia de Sophie" que fue motivo del post anterior dentro de esta misma etiqueta, aparece un nombre propio, y si he de respetar las reglas del juego autoimpuestas, no puedo saltearlo, por mucho que me gustaría.
Así, vengo obligada a generar un post sobre alguien llamado Martín Andrés Hain, que no tengo el gusto (o disgusto también podría ser, ya que honestamente ignoro cuál sería el caso) de conocer.
Sí puedo decir que esa búsqueda trae gente al blog porque alguna vez hemos compartido la participación en un concurso literario, organizado por la revista Crepúsculo, cuyos resultados nos incluyeron a ambos entre los favorecidos.
Y eso me abre el camino para contarles que los dinerillos que gané con ese premio me sirvieron para engrosar los ahorros destinados a vacaciones, tanto como para viajar a Rapa Nui (Isla de Pascua), lugar donde ocurrieron interesantes historias y anécdotas que también aparecerán en el blog alguna vez.
Para lo otro que me sirve ese nombre de alguien que me es desconocido, es para revelarles una de mis tantas peregrinas ocurrencias:
Estando de moda estas pavadas de los realities en los que se encomiendan tareas a los participantes para que se eliminen entre sí, alguna vez he pensado "El día que hagan un casting de audaces que pretenden escribir, me presento".
Y me imagino un montón de gente a la que se le tira un tema o una palabra, o una consigna, con la cual deben generar un texto coherente y bien armado en no más de una hora.
Y jugando a que ésa es la situación, precisamente, y a partir de una idea del Pulpo, generé esta etiqueta donde nunca sé sobre qué deberé desvariar para que surja un post con algún sentido.
Por eso, hoy este señor Hain, acerca de quien no tengo la menor idea, ha pasado a ser presencia estelar en el post.
Como estelar es la presencia de Silvia, y esperemos que por poco tiempo, porque eso significará que ha sido adoptada por fin, y que deja su lugar a otro ADT.
Bueno, chicos, misión cumplida, otro post salido de la nada, (como todos los demás, si voy a ser sincera, jejeje) sólo para complacer sus deseos. Un beso y hasta el sábado, Graciela.
2 comentarios:
Mmmm... no sé por qué, pero me siento estafado... este post es como Seinfeld... acerca de nada! jajajaja
Pero, Terox, ¿recién te das cuenta de que todo el blog es acerca de nada? :D Un beso.
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