Los que estamos en esto de defender la vida de los animales recibimos permanentes pedidos de auxilio para perritos y gatitos abandonados, atropellados, maltratados, torturados y asesinados.
Y eso nos mueve a reflexión.
Una de las cosas que yo personalmente me pregunto, es el por qué de tanta indiferencia.
¿Por qué es tan corriente que se ignore el hambre el frío, la sed, el dolor y el miedo de los animales?
¿Por qué la misma persona que corre a consolar a un niño al que se le cayó una galletita, pasa en cambio junto a un caballo extenuado bajo una carga excesiva para sus fuerzas y ni siquiera lo ve?
Y la respuesta es casi obvia: porque es más fácil sentir empatía por un ser semejante a uno, que por un ser diferente.
Pero, cuidado, porque si la semejanza es lo único que nos hace solidarios, vamos muertos, puesto que bien mirado TODOS SOMOS DIFERENTES.
Y si las diferencias justifican la inacción, la falta de compromiso, la carencia de simpatía hacia los otros, sólo podemos terminar encerrados en un egoísmo más insalvable que cualquier muro de cemento.
Porque entonces sucederá que hoy no mire al perro porque es de una especie diferente, mañana no vea al ser humano de una raza distinta, y después tampoco me importe aquél que tiene un aspecto que me parece extraño, o una idea que no es parecida a la mía propia.
Si no puedo sentir comprensión sin basarme en las similitudes, si no puedo aceptar nada más que lo que se me parece, toda mi capacidad de compromiso estará en riesgo.
Y no quiero pensar en un mundo en donde a todos nos pase eso mismo, porque es un panorama desolador.
A veces, en las siestas de verano, se me cruzan estas cosas por la cabeza. ¿Será un golpe de calor?
Y hablando de golpes, Tolón espera un golpe de suerte que lo lleve directamente a los brazos de un adoptante cariñoso que merezca todo ese amor que tiene depositado en un plazo fijo para entregar en el momento oportuno.
Nos vemos el sábado próximo. Un beso Graciela.
Y eso nos mueve a reflexión.
Una de las cosas que yo personalmente me pregunto, es el por qué de tanta indiferencia.
¿Por qué es tan corriente que se ignore el hambre el frío, la sed, el dolor y el miedo de los animales?
¿Por qué la misma persona que corre a consolar a un niño al que se le cayó una galletita, pasa en cambio junto a un caballo extenuado bajo una carga excesiva para sus fuerzas y ni siquiera lo ve?
Y la respuesta es casi obvia: porque es más fácil sentir empatía por un ser semejante a uno, que por un ser diferente.
Pero, cuidado, porque si la semejanza es lo único que nos hace solidarios, vamos muertos, puesto que bien mirado TODOS SOMOS DIFERENTES.
Y si las diferencias justifican la inacción, la falta de compromiso, la carencia de simpatía hacia los otros, sólo podemos terminar encerrados en un egoísmo más insalvable que cualquier muro de cemento.
Porque entonces sucederá que hoy no mire al perro porque es de una especie diferente, mañana no vea al ser humano de una raza distinta, y después tampoco me importe aquél que tiene un aspecto que me parece extraño, o una idea que no es parecida a la mía propia.
Si no puedo sentir comprensión sin basarme en las similitudes, si no puedo aceptar nada más que lo que se me parece, toda mi capacidad de compromiso estará en riesgo.
Y no quiero pensar en un mundo en donde a todos nos pase eso mismo, porque es un panorama desolador.
A veces, en las siestas de verano, se me cruzan estas cosas por la cabeza. ¿Será un golpe de calor?
Y hablando de golpes, Tolón espera un golpe de suerte que lo lleve directamente a los brazos de un adoptante cariñoso que merezca todo ese amor que tiene depositado en un plazo fijo para entregar en el momento oportuno.
Nos vemos el sábado próximo. Un beso Graciela.
2 comentarios:
Creo que mucho es aprendido... salvo algunos sicópatas que ya vienen "cableados" sin empatía ninguna... pero uno debe fomentar en los niños la regla de oro: "No haz a otro (ser) lo que no quieres que te hagan".
Absolutamente de acuerdo, Terox, por eso soy tan insistente con los posts que apuntan al tema, y con mis charlas en los colegios, y con mi prédica en la Uni. No sabés cuántos de mis alumnos han comenzado a colaborar activamente en rescates,compran rifas, consiguen adoptantes, o juntan papel y tapitas para reciclar (con la venta del papel SALVAR recauda plata para balanceado, y con las tapitas lo hace otro refugio llamado REVIVIR) Mi cátedra es en parte un depósito, y yo voy y vengo cargada de material, como el mejor de los cirujas, jajaja.
Pero lo bueno es que se va generando conciencia, y cada uno de ellos es un vector hacia afuera también. Un beso Graciela
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