Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 16 de febrero de 2013

Una solución definitiva

He visto con satisfacción que finalmente las obras municipales atacaron de raíz un problema, y dieron con su potencial solución.
Me he dado cuenta de ello, caminando por el barrio de Alta Córdoba, donde he podido observar el resultado final de las obras de desagüe que fueron pensadas para acabar con los anegamientos de las calles cada vez que llueve.
Da la casualidad de que acabo de hacerlo después de una fuerte lluvia (un día después) y encuentro que la calle Mendoza sigue requiriendo un bote para su cruce, desde Isabel la Católica hacia el norte. Por cuántas cuadras no puedo precisarlo porque me cansé de remar al 2700 de la mencionada calle Mendoza y abandoné la investigación.
Entonces, se preguntarán ustedes ¿a qué viene lo de atacar de raíz un problema urbano, etc., etc.? 
Esperen, que ahora les explico.
Se trata de un efecto rebote, en el cual NO parece haberse resuelto el problema atacado sino otro, que no era el previsto, pero que tendrá su solución de manera colateral.
¿Y cuál es ese problema? El de la sobrepoblación citadina. 
Efectivamente, a partir del momento en el que observé el tamaño de las bocas de tormenta, la pendiente de las banquinas hacia ellas, y la ausencia total de cualquier reja, filtro o protección, comprendí en el acto, que esas obras disminuirían notablemente el exceso de habitantes, ya que sólo sobrevivirán a ellas los más aptos, a saber:

  • Aquéllos lo bastante alertas como para permanecer lo más alejados posibles de cualquier turbulencia que podría estar señalando la presencia de una trampa mortal- léase las susodichas bocas de tormenta.
  • Los suficientemente fuertes como para aferrarse al pavimento, el cordón de la vereda, o lo que sea, para salvar la vida, una vez que la correntada los haya semi introducido en el desagüe fatal.
  • Los que sean tan voluminosos como para quedar atorados en la boca de ese infierno.
  • Los que sean lo bastante resistentes como para aguantar, así sea agarrados con los dientes de alguna raíz intrusa, hasta que llegue ayuda de Defensa Civil, Bomberos, o Vecinos Autoconvocados, lo que llegue primero...si llega.
  • Los que además de todo lo anterior sean lo bastante afortunados como para que alguien vea su predicamento y dispare la correspondiente alarma, cosa difícil en un día de tormenta, cuando todos se refugian donde pueden, y no andan observando quién ha sido víctima de las obras viales.
  • Los que tengan la suerte de protagonizar un milagro.
Ahora, creo que coincidirán conmigo en que las obras de desagüe de Alta Córdoba no habrán resuelto los anegamientos, pero sí darán solución al exceso de densidad poblacional, porque no muchos encuadran en las categorías anteriores, y por ende, difícilmente sobrevivirán en esta urbe, que logrará así mantener su número de habitantes bajo control.

Y como en el refugio S.A.L.V.A.R. también necesitamos reducir la población, pero lo hacemos de manera más responsable, lo que hoy solicitamos es adoptantes, en particular para Amanda, nuestra hermosa oferta del trimestre.
Un beso y nos vemos el sábado próximo. Graciela.

3 comentarios:

Terox dijo...

Por algo dicen que lo peor es hacer muy bien lo que no había que hacer...

Graciela L Arguello dijo...

¿Será peor que hacer muy mal lo que sí había que hacer?
Como sea, vamos a quedar poquitos con estos genios diseñando alcantarillas

Terox dijo...

Esa es una buena pregunta... a lo mejor es peor porque por regla general, para hacer algo bien, ocupás más recursos que para hacerlo mal... así que si hacés bien lo malo, es peor porque gastaste más recursos... jajaja... digo yo... de momento, tené cuidado...