Este mes de Octubre es ya el tercero considerado en Estados Unidos como el Mes Nacional de la conciencia sobre el Pit Bull.
A su vez, el Día Nacional de la Conciencia sobre el Pit Bull es el 26, o sea precisamente hoy, y por eso, los bloggers nos comprometemos a generar algún contenido en relación con el tema.
En su idioma original, el día se conoce como National Pit Bull Awareness Day, y por eso su sigla es NPBAD.
Esta iniciativa comenzó en 2007 y se debe a Jodi Preis de Bless the Bullys, un grupo educativo y de rescate de Tennessee. En 2011, por la abrumadora magnitud de la respuesta, se extendió la actividad al mes completo.
Debido a que mi experiencia con Pit Bulls ha sido siempre ocasional, pues nunca hubo uno en mi familia, mi aporte será modesto, pero es mi deseo que sirva para algo.
He dicho más arriba que no he tenido contactos directos prolongados con Pit Bulls, pero sí hubo en mi familia otros ejemplares de razas también tristemente estigmatizadas como "peligrosas", y no creo que el caso de los Pit sea demasiado diferente.
Hubo entre mis afectos un doberman llamado Inca, y un dogo argentino llamado Iván. Ninguno podría haber sido más manso con la familia que esos animales.
Eran por cierto bravos protectores frente a los extraños, pero los niños de la familia (mis sobrinos, ya que ambos canes pertenecieron a mi hermano, el Bochi) podían hacer con ellos lo que les viniera en gana, sin que los nobles canes perdieran jamás la paciencia y la ternura.
Pero volviendo a los Pit Bulls, debo decir que la mala fama no les corresponde a ellos en justicia, sino a los malos criadores y peores humanos que los obligan a defender su propia vida en la arena de las riñas ilegales, al solo efecto de ganar dinero tinto en sangre inocente.
Y hasta cuando se los ha convertido en máquinas de matar, no es cierto que lo hagan por un instinto asesino, sino de mera supervivencia.
En efecto, en un estado libre y natural, esos animales poderosos seguramente competirían por el dominio de la manada, pero nunca llegarían a matar, porque ante un par de escaramuzas, normalmente el más débil huye, y el más fuerte no lo perseguiría más que el tiempo necesario para asegurar su jerarquía.
Es el humano -¡mal nacido!- el que rompe esa regla natural y no escrita, al encerrarlos juntos en un ruedo, impidiendo que el débil huya, y obligándolo así a inmolarse. Y el más fuerte, ante un rival que no puede huir, no deja de sentirse amenazado, y por tal motivo, continúa en la pelea.
Por eso es que no puede hablarse de perros asesinos, sino de humanos asesinos. Y me refiero tanto a los organizadores como a los espectadores, tan brutales y delincuentes unos como otros.
Insisto, pues, no es justo culpar a una raza por lo que algunos monstruos hacen con ella. Los Pit Bulls no son sino el reflejo de las circunstancias a las que se los somete.
La reacción violenta es la respuesta razonable a una situación extrema en la que se los pone sin ningún justificativo ni razón. Nosotros mismos no haríamos menos, puestos a elegir entre la vida propia y la muerte ajena.
Si a algunos humanos les gusta ver sangre, bien podrían abrirse las venas y verla correr si quieren darse el gusto. Es su opción, y pueden elegirla. Los Pit lamentablemente no eligen su historia, sino que son víctimas inocentes de abusos delictivos por un lado, y de la desprotección por el otro.
Porque si alguien comete el delito de organizar peleas de perros, hay un poder policial que debería evitarlo, pero que obviamente no está a la altura de las circunstancias.
Por fin, les ruego a los ciudadanos moralmente responsables que denuncien los circuitos de peleas si saben de su existencia; que ayuden a romper los prejuicios respecto a animales tan nobles como cualquier otro perro; y que ayuden a rescatar a los Pit Bulls, sobre todo adoptando a los muchos que son abandonados en refugios por culpa de esa mala fama que ostentan tan injustamente.
2 comentarios:
Bien decís, los humanos somos los culpables y luego los que cargan con la culpa son los más inocentes...
Así es, y al ser "pensantes" la responsabilidad es todavía mayor, Terox . Y a propósito, vos podés dar fe de la nobleza de un rott, desde tu propia experiencia. Un beso Graciela
Publicar un comentario