Desde el año pasado fui invitada por la fundación César Egido Serrano a convertirme en Embajadora de la Palabra, lo cual significa un compromiso de generar el respeto hacia la misma, y participar de actividades que tienen que ver con la difusión de la lectura y de la buena literatura en general.
Por eso, y debido a que el 23 de abril se festeja el día del libro, decidí realizar un post basado en la lectura de un párrafo de un libro que me pareció merecedor de análisis.
No quiero inducir (demasiado) a nadie a pronunciarse ni a favor ni en contra, sólo se los presento, y los dejo pensando, ya que este parrafito da mucha tela para cortar.
Sí les confieso que a mí me gustó mucho, pensado, claro, en el contexto del tiempo en que se escribió, hace algunas décadas.
Por eso, y debido a que el 23 de abril se festeja el día del libro, decidí realizar un post basado en la lectura de un párrafo de un libro que me pareció merecedor de análisis.
No quiero inducir (demasiado) a nadie a pronunciarse ni a favor ni en contra, sólo se los presento, y los dejo pensando, ya que este parrafito da mucha tela para cortar.
Sí les confieso que a mí me gustó mucho, pensado, claro, en el contexto del tiempo en que se escribió, hace algunas décadas.
Pero sin querer explayarme más, lo pongo a disposición de ustedes, a ver qué opinión les merece. Yo leí una versión en castellano, de modo que la traducción puede haber sido más o menos fiel, y así es como se los presento:
...Dalgliesh dijo:-Al parecer, siente usted poco respeto por los hombres, enfermera.-Un inmenso respeto. Lo que pasa es que no me gustan. Pero hay que respetar a un sexo que ha convertido en tal arte el egoísmo. Eso es lo que les da a ustedes su fuerza, esa capacidad para consagrarse absolutamente a sí mismos y a sus propios intereses...
¿Será por eso que la mayoría de los proteccionistas de animales son mujeres? Y no me salgan con el argumento del tiempo disponible y otras pavadas, porque muchas somos (como yo misma) profesionales que trabajamos full time, atendemos nuestra casa, y hasta tenemos otros hobbies.
Pero como hay también un gran número de hombres generosos, cosa que me consta, no los dejo afuera del pedido de hogar para Candela.
Un abrazo y nos vemos el próximo sábado. Graciela.
4 comentarios:
Yo le apostaría al argumento evolucionista... evolutivamente tiene sentido un hombre "egoísta" que vela por su familia directa, mientras la mujer es más proclive a proteger y ayudar (en principio, a su propia prole)... desgraciadamente, la biología cambia mucho más lentamente que lo social... claro, si encima se aplica una cultura machista, pues peor por ahí...
Sí, Terox , por ahí podría ser, si respetáramos también otros principios de la evolución, pero parece que sólo ese punto sigue vigente, y la vida actual merecería otras puestas al día. Un beso, Graciela.
Creo que es una cuestión de empatía y no de género, al final de cuentas es el amor el que nos mueve a ser concientes de las necesidades de los demás seres vivos.
Abrazos
Sí, Roy, así es, pero igual me sigue gustando el parrafito en cuestión...
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