Esto ocurrió en la vida real, hace muchos años. El protagonista es un sobrino del Doctor, que debía tener por esas fechas unos 7 u 8 años.
El tema es que estaban en una reunión familiar comiendo vizcacha asada, y a alguno de los adultos se le ocurrió preguntarle al niño si sabía cómo era una vizcacha, a lo que él, muy suelto de cuerpo y absolutamente seguro, respondió:
-¡Sí, claro! Es como un pollo.
Por eso señalo la importancia del contexto. En este caso, el único dato real de que disponía el muchachito, era el aspecto de un trozo de carne de vizcacha, y su sabor. Suponer que ese mínimo recorte de la realidad es suficiente para elaborar un cuadro veraz y confiable, es un error garrafal.
Lamentablemente es un error muy común en el que incurren algunos pseudocientíficos, muchos políticos y casi todos los comunicadores sociales.
¡Un verdadero desastre!
Lo que nunca será un desastre es tomar la decisión de adoptar uno de tantos animalitos requeridos de
hogar. Sólo me dejan un comentario (si son de Córdoba) y concretamos la
adopción. Si son de otros lugares, seguramente hay también grupos que les
pueden ayudar en tan noble acción.
Un abrazo y hasta el próximo sábado. Graciela.
P.S.: No pretendan adoptar a ninguna de las dos bellas modelos que ven a la izquierda, porque ellas tienen su propio hogar, (aunque una de ellas lo tiene ya sólo en el recuerdo porque habita hoy en las estrellas) el que alguna vez fue mío, pero ahora les pertenece más bien a mis peluditos.
P.P.S.: La foto que ilustra el post es de este sitio.
Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe
mencionar la fuente, porque tiene protección de derecho intelectual
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