Me preguntan tantas veces por qué mi gran amor son los perros, y eso no tiene más razones que cualquier otra clase de amor. Porque el corazón tiene razones que la razón no comprende, como alguna vez dijo el poeta.
Pero hagamos el intento:
Amo a los perros por la incondicionalidad de su amor, por la comprensión casi milagrosa que tienen de nuestros estados de ánimo, por la paciencia infinita que muestran ante nuestros permanentes errores y distracciones al tratar con ellos.
Por su continua predisposición al juego, y esa alegría que les es tan característica.
Porque no hay cálculo en su amor, ni rencor cuando reciben un desaire.
Porque son tan bellos en sus movimientos y tan armoniosos en sus juegos.
Porque nos sorprenden a veces con actitudes increíbles de heroísmo, o de protección, o de consuelo.
Porque son como son, simplemente.
Por eso y tanto más, los perros son una prioridad en mi vida.
No sé si les habrá gustado este post, pero los
que sí les van a gustar son todos los perritos y gatitos que se pueden adoptar
en esta página.
Un beso y hasta el próximo sábado. Graciela
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la mención de la fuente, porque tiene protección de propiedad intelectual
No hay comentarios:
Publicar un comentario