Siguiendo en la misma tónica de algún otro sábado, hoy subo otro top ten, en este caso el de las personas que no consigo tolerar por mucho rato. Ésas de las que huyo en cuanto puedo.
- Los hipocondríacos, sobre todo cuando se lanzan a divagar sobre sus supuestas dolencias, en lugar de agradecer al cielo su buena salud.
- Los quejosos de todo. No les gusta el frío, pero les molesta el calor. Están cansados de trabajar, pero los domingos se aburren. No quieren morirse pero se amargan porque cumplen años. Extrañan a sus hijos y nietos, pero se enojan si vienen a desordenarles la casa. Y así al infinito.
- Los que siempre tienen en el libreto el recuento de los errores, defectos y pecados de todos los demás, y los andan ventilando a viva voz, a veces hasta traicionando las confidencias que se les hacen.
- Los sabelotodos. Esos que discuten con los especialistas e idóneos "de igual a igual" sobre temas de los que no tienen ni la más remota idea, pero sobre los que pontifican, sin otro fundamento que sus propios prejuicios o los mitos urbanos en los que suelen creer a pie juntillas.
- Los gritones. No ésos que gritan cuando se enojan, sino los que hablan a todo volumen todo el tiempo, hasta cuando quieren contarte algo muy privado en lugares públicos. Simplemente porque les falla el dial del volumen.
- Los que alardean de su vida sexual. Con ellos no puedo menos que pensar en lo siguiente: yo nunca hablo de mi hígado porque ni sé dónde lo tengo, sencillamente porque nunca me ha causado un problema. Extendiendo la idea, si esta gente no habla de otra cosa, será porque ése es su punto problemático. Y en caso de no serlo, igualmente me aburren sus historias, porque ni me van ni me vienen.
- Los mentirosos. Este top ten lo fui armando simplemente como se me fue ocurriendo, pero si respetara un orden de prioridad, estos individuos encabezarían la lista. Sobre todo detesto la mitomanía, ese mentir por mentir, sin necesidad ni provecho. El que cuenta historias que nunca vivió, o simula tener influencias que no tiene, y así al infinito.
- Los incoherentes que les piden a los demás que se abstengan de hacer lo que ellos se cansan de hacer, o a la inversa. Los que recitan algo y luego pregonan lo opuesto. Los que se dan vuelta en el aire como panqueques sin que se les caiga la cara de vergüenza.
- Los tacaños. No los ahorrativos o los que deben cuidar su presupuesto porque no tienen más remedio, sino esos otros que podrían gastar sin miramientos, pero andan midiendo cada centavo como si les fuera en ello la vida.
- Y finalmente los que pasan junto a un animalito de la calle y parecen no verlo, o peor aún lo maltratan. Ésos compartirían el primer puesto con los mentirosos.
Ahora un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
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