Como vivo en una casa grande, es inevitable que se vayan juntando viejos papeles en lugares más bien insólitos y que cada tanto, por ejemplo cuando la lluvia me inspira a quedarme más que a salir, me dedico a hurgar entre cosas olvidadas. Por esa razón es que he encontrado en una valija rescatada de la casa de la Clory, los que fueron mis primeros escritos en lejanas épocas.
Y serán entonces, parte de las Confesiones para el prontuario.
He tomado para este post, lo primero que conservo en un cuaderno en el que pretenciosamente fui enumerando los trabajos, como si fueran valiosos legajos para entregar a posteriores generaciones.
Precisamente en el cuaderno Nº 1, el texto Nº 1, tiene como fecha 11 de octubre de 1965 es decir cuando apenas hacía una semana que ostentaba 13 años de edad.
Al leer esto me parece un poco grandilocuente, y lleno de palabras repetidas (como arena, tesoro, y sed) pero aun así aceptable, si se considera la inexperiencia, y corta edad.
EL DESIERTO
El sol, hirviente tesoro del cielo lastimeramente azul, quema la arena que el viento cálido no puede refrescar.
Los restos de antiguos caravanas, que permanecen bajo el celoso cuidado de las arenas, se descubren, al moverse las inquietas dunas.
En los ojos del viajero, el polvo lastima la pupila con su calor ígneo.
El agua, incolora vida que la tierra guarda, ebria de su propia sed, es el más preciado tesoro.
El viandante se familiariza al fin con el espejismo, fantasmal visión, producto de su mente afiebrada. El hombre desprecia ese oro que pisa y que quema su planta.
Un doloroso silencio, contesta quedamente, a su gemido prolongado.
Es que el hombre gime, vencido por el coloso monstruo de la soledad, la sed y el cansancio.
La noche es breve, y el mismo hombre que recién se quejó del intenso calor, pide ahora mantas para abrigar sus miembros ateridos.
Así es el desierto, inconmovible rey, que aún el progreso no pudo avasallar.
Me resultan notables al análisis actual, una serie de coincidencias: por ejemplo muchos de los términos como dunas, arenas, ígneo, etc, son hoy parte de mi lenguaje profesional corriente, aunque por entonces no sospechaba siquiera que sería geóloga.
Es más, hoy mismo, estoy regresando de una gira por el circuito de dunas de Catamarca, que parece casi un mini Sahara en Argentina. ¿Algo premonitorio, quizás? (De paso sea dicho, es este viaje el que ha causado la demora en este post, sepan ustedes comprender).
Y noto también el uso de un término que es poco común: viandante. Esta palabra hoy da nombre al blog del Pulpo, mi hijo. ¿Otra premonición?
¡Notables son las vueltas del destino!
Bueno, niñitos, vayan yendo a hacer predicciones para el próximo sábado, cuando volveremos a vernos. Un beso Graciela.
Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.
12 comentarios:
Muchas veces yo suelo encontrar cuadernos llenos de anotaciones y dibujos realizados hace años. Intento no fijarme demasiado en ellos, guardarlos para que sigan acumulando polvo, que si no me pongo triste. Dichosa melancolía...
Martín Bienvenido al blog. ¡Qué notable! A mí el pasado no me genera tanta melancolía. En realidad estoy por completo convencida de que mi felicidad no pertenece al pasado sino al futuro. ¿Me faltará algún tornillo?
Un abrazo, Graciela
Tratemos de interpretar:
El viandante se familiariza al fin con el espejismo, fantasmal visión, producto de su mente afiebrada. El hombre desprecia ese oro que pisa y que quema su planta.
El viandante se familiariza al fin con el espejismo:
El viandante es tu hijo mas chico. Está familiarizado con el espejismo, es una forma velada de decir que le gusta mucho mirarse al espejo, o sea que es bastante faisán.
Producto de su mente afiebrada, que anda medio loco quiere decir esa parte.
El hombre desprecia el oro que pisa y etc. me suena a que pisó cacona de perro en la calle y en vez de ir a jugar al quini se puso a putear como marino.
Esta es mi interpretación, al menos.
¿Cómo andan Ema y Cons? Espero que se estén portando bien.
Hola, Dayana , excelente tu interpretación, más científica no podía ser. Cons y Ema bien, extrañándote mucho, eso sí. Un beso Graciela
Hola Graciela!
Había perdido todos mis links y ya me estoy llevando el tuyo de vuelta a casa.
Te recomiendo un libro: Las Voces del Desierto, de Marlo Morgan.
Excelente.
Saludos para todos!
BACI, STEKI.
Hola, Steki , Sí, había visto de pasada por tu blog lo que te había ocurrido, pero estaba sin tiempo para dejar comentarios.
De hecho, regresé ayer de una gira (profesional) por una de las zonas más desérticas de Argentina : el paraje Los Medanitos de Catamarca, y te garantizo que por el momento voy a leer cualquier libro de voces selváticas antes que del desierto.
Vengo saturada de arena y de dunas, pero más adelante seguro que lo leeré, porque el desierto tiene una cierta fascinación, por lo menos para mí. Un beso Graciela
Por algo dicen que no hay casualidades sino causalidades...
Por acá lo que menos hay es desierto, aunque debe ser muy fascinante vivir una temporada (claro, con todas las comodidades de la vida moderna) cerca de él.
Muy interesante esa referencia al oro. ¿Será esta una predicción acerca de algún tipo de energía, solar o eólica, que en el futuro será generada en los desiertos? ¿O estabas pensando en los gambusinos que se adentraban en el Valle de la Muerte, a buscar su quimera personal?
Un saludo a vos, Pulpo, Layka y Rolf...
Terox Bueno, en realidad en lo único que pensaba al escribirlo, si mal no recuerdo (han pasado un par de siglos ya) es en que el oro en realidad no aplaca ni el hambre ni la sed. El oro no vale absolutamente nada si no hay un sistema económico montado sobre él. Pero me parece muy interesante agregarle ahora, connotaciones relativas a la energía solar y eólica. Como dicen los cuarteteros cordobeses ¡¡Bien ahí, Terox!!
Un beso. Graciela
Gra, me resultan absolutamente deliciosos tus relatos, por eso me metí en viejas publicaciones tuyas. Y tal vez haya premoniciones, pero en lo que más me fijé es en la manera de escribir que tenías a esa edad, eras buena ya.
Por favor, no me devuelvas la visita, no me gusta ese tipo de compromiso bloggero. Yo vengo porque no me olvido que fuiste la primera persona que dejó un comentario en mi joven (al menos él, no yo) blog.
Besos miles.
Hola Navegante No temas que te devuelva las visitas por compromiso, he llegado a una altura de la vida en la que un poco en serio y un poco en broma, digo que sólo hago las cosas por placer o por dinero.
De modo que paso por tu blog siempre por placer. Si no comento a veces, es porque también pienso que si no se puede mejorar el silencio, es preferible conservarlo. Y hay siempre muy buenos comentarios, que ya lo expresan todo, de manera que me arrellano sólo a disfrutar de tus textos, y de las reacciones de l@s lectore/as.
Pero te estoy observando, no creas...
Debo agregar que es bien extraño encontrar un navegante en el desierto, pero la red tiene esa magia, ¿no?
Un enorme beso Graciela
Si, tiene esa magia.
Devuelvo el enorme beso.
Y también te leo aunque no siempre deje comentarios, chauick
¡¡¡Bravo!!!! ¡Alguien con quien se puede disfrutar sin romper compulsivamente el silencio!
Vuelven los besos Graciela
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