Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 11 de julio de 2009

CASI ARQUEOLÓGICO...

Como señalé un par de posts atrás este diccionario fue escrito por mí hace unos cuantos siglos, cuando yo misma era estudiante, y por esa razón, muchas cosas resultarán anacrónicas, como también indiqué en ese post. 
No obstante, no lo he cambiado ni pretendí actualizarlo, porque mi intención es que sea un homenaje a mis coetáneos, y un disparador de recuerdos, casi siempre gratos. 
Para los más jóvenes, recomiendo una lectura respetuosa, como la de un arqueólogo que descifrara los rollos del Mar Muerto. 
 
DICCIONARIO ESTUDIANTIL  
Por Graciela L.Argüello  
A  
A: primera letra del abecedario, que sirve en nuestro caso para comenzar toda clase de disparates. Abanderado: simpático compañero, generalmente bajito, de lentes y algo ingenuo que se pasa la vida estudiando. 
Abandonados: dícese de la forma en que quedan los libros durante los fines de semana. 
Abaratarse: Los sándwiches del quiosco a los que se hace boicot en el recreo.  
Abatimiento: estado de un curso antes de un examen. Este abatimiento aumenta luego del mismo. Abellacarse: los profesores a medida que transcurre el año lectivo. En efecto, en los primeros días ninguno de ellos lo es, pero luego lo son todos.  
Abiertamente: dícese de la forma en que copia el que no sabe absolutamente nada.  
Abigarrado: de aplazos, el boletín del mal estudiante. 
Abismo: de ignorancia, el alma de más de un estudiante.  
 
Bueno, ésta es sólo la primera entrega y vendrán algunas más, que Cleopatra me está ayudando a descifrar, mientras espera ser adoptada y les manda sus faraónicos saludos.
 
 
Un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

2 comentarios:

Carlos Alberto dijo...

¡Jajaja! Muy bueno, muy bueno. Me vino a la mente el «Diccionario del argentino exquisito», de Adolfo Bioy Casares. Saludos.

Graciela L Arguello dijo...

Hola, Carlos Alberto No he leído el diccionario, pero la comparación con semejante escritor es un gran halago. Espero que las siguientes entregas del mío no te decepcionen Un beso Graciela