Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.

sábado, 2 de abril de 2011

Ya somos más


Como ya les adelanté, mi corazón no ha dejado de llorar a Federico Alfonso, pero sabe bien que miles de otros seres necesitan amor y están ansiosos por retribuirlo, de modo que siempre supe que cuando fuera el momento habría un lugar para más compañeros, de ésos que no traicionan ni pagan mal.

Pero, ¿cómo saber cuál era el momento? ¿Cómo saber cuándo ceder a alguien nuevo, el lugar que Rolf dejó tan desoladoramente vacío? Lugar físico, claro, porque el lugar de su memoria y su amor nunca estarán vacantes.

Así pasaron semanas desde ese horrible 6 de diciembre que nunca cesará de dolerme, y yo esperaba simplemente un signo de no sabía qué.

Porque atea e incrédula como soy en todo, creo no obstante en esas magias pequeñitas de la palabra justa, el momento apropiado o la mirada cómplice.

Y esperaba....

En esa espera todavía hecha de tristeza estaba, cuando me llamó Elda, una compañera del refugio S.A.L.V.A.R., y me dijo, como es característico en ella:

-"No te quiero presionar, pero..."

Y cuando lo dice, miente descaradamente a sabiendas, porque da la vida por conseguir un hogar para los animalitos que tanto ama, y puede llegar a perseguir a un adoptante que cree adecuado, hasta allende los mares.

Y me contó que estaba esta cachorrona, no tan bebé ya, que se llamaba Flor y que no pertenecía al refugio, pero que había nacido en un jardín cerca de su casa, y que ella había ayudado y cuidado hasta darla en adopción, pero...

Pero, lamentablemente había caído en manos de una de esas personas que creen que un perro es un peluche sin sentimientos, y después de un par de semanas la había devuelto.

Como había pasado su período de bebé, había perdido el tiempo de las mejores oportunidades, cosa que los que irresponsablemente adoptan, no tienen en cuenta.

Ni siquiera piensan que al llevar animalitos siendo bebés y devolverlos cuando han dejado de serlo, les han vedado miles de opciones, porque nada es tan fácil como dar a un bebé y tan difícil como encontrar lugar para un adulto o en todo caso un niño, desgarbado y travieso, como es ahora Flor.

Mi primera reacción fue la negativa, porque además de que me parecía prematuro por mis propios sentimientos, estaba en medio de ciertas refacciones en mi casa, lo cual hacía muy complicado traer a un nuevo miembro de la jauría en ese momento.

Por supuesto, Elda no se iba a dar por vencida, y saltó: -"La llevo al refugio hasta que puedas llevarla, dale...."

Yo seguí en mis trece, porque de verdad no sentía esa sensación de momento adecuado a la que me refería al principio. Necesitaba más tiempo, esperaba la magia.

Y la magia llegó.

Esa misma noche, soñé todo el tiempo con Rolf, pero con Rolf y su mirada especial. La que me destinaba cuando deseaba comunicarme cosas importantes.

Ya contaré anécdotas relativas a esa mirada, pero baste decir que el Cuervo y el Pulpo siempre me han hecho chistes al respecto.

Ellos siempre decían que Rolf me manejaba con esa mirada porque "mente superior domina  a mente inferior", jejeje.

Pero yo supe esa noche que Rolf me decía algo con esa mirada.

Les cuento entre paréntesis que Flor fue llamada así por Elda, cuando la protegía a ella y a todos sus hermanitos apenas nacidos, posiblemente porque nació cerca de la primavera. A todos los bautizó, y a ella dio en llamarla Flor.

Cuando ella ya no era una bebé, se produjo la partida de Rolf, y después la frustrada adopción, y Elda que pensó que la ausencia de Federico Alfonso tal vez era una nueva chance para Flor, etc, etc, etc...

Y yo no queriendo, y Rolf en mis sueños.

Cuando apenas me desperté, sentí resonar en mis oídos ROLF, y supe cuál era su mensaje, porque fíjense: FLOR, se lee precisamente Rolf, si empiezan desde atrás para adelante.

Y puede ser simple tontería mía, pero para mí acababa de ocurrir la magia pequeñita en la que creo, la magia de la mirada, la palabra, los sueños.

Y se decidió que tan pronto terminaran los cambios en casa, Flor vendría a probar suerte, ya que Elvira Inés tendría la última palabra.

Y así llegó, ella, el 5 de marzo, y habiendo pasado un tiempo prudencial, ya se considera miembro definitivo de mi familia, razón por la cual ha sido rebautizada, como es costumbre, con dos nombres, Florencia Sofía, y conserva su sobrenombre Flor para los íntimos.

La ven en la foto, en su alfombrita personal, o perronal, como quieran...

Lo que yo puedo agregar es que Rolf no se equivocó en la selección, es impresionante la devota adoración que me dispensa Florencia Sofía, desde el minuto mismo en que puso una pata en casa, y lo bien que estamos las tres: Layka, Flor y yo.




Negrita sigue aún esperando una familia, a ver quién le da también a ella un final feliz.

Un beso a todos, y los espero el sábado próximo. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

2 comentarios:

Terox dijo...

Ah, una jauría exclusivamente femenina...

Ya ves, todo tiene su tiempo...

Graciela L Arguello dijo...

Hola Terox, es que después de Rolf, "no habrá ninguno igual, no habrá ninguno" como dice el tango. Un beso Graciela