Bartimeo, Federico Alfonso y Elvira Inés, los ángeles del blog.
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sábado, 10 de mayo de 2008

VOLVIENDO AL REDIL



Hoy vuelvo a la que era la intención original del blog, y de la que me fui apartando a impulsos de peregrinas ocurrencias, a lo largo del camino.

Esa intención era dar difusión a cuentos, ensayos, relatos, poesías y prosas poéticas que se habían publicado individualmente o en diversas antologías y revistas, todas las cuales resultaron ser “worst sellers”, razón por la cual decidí que merecían ser rescatados del olvido, y con esa idea, abrí mi blog.

Ahora he seleccionado POBRE TONTO, cuento corto que fue publicado en 1997 en la Antología: DE POEMAS Y ENCUENTrOS. Doce voces. (pág. 6) Nótese que la r con minúscula es intencional, ya que la idea es que pueda leerse: "encuentros", o "en cuentos", cosa que verán mejor en la tapa del libro.




Ese volumen contiene poemas y cuentos de doce autores del interior del país, convocados por editorial Baobab para realizar una obra cooperativa.



Como ya es costumbre, lo ilustro con el escaneo de la tapa, y la dedicatoria que me hice a mí misma y a Rolf, y agrego esta vez, la mínima nota biográfica que apareció en el libro en aquel momento. Orgullosamente puedo decir que mi currículum literario se ha incrementado notablemente desde en
 entonces.

Por otra parte, en la escala gustométrica que empecé a usar con mi hipercorto Camino por inspiración de Alebé, le pongo un 7. No es de mis favoritos, pero alcanza para una promoción de examen.




POBRE TONTO
por Graciela L.Argüello


Evaristo no era del todo tonto. Explicándole las cosas lentamente y repitiéndoselas cuantas veces fuera menester, terminaba por adquirir una relativa destreza para realizar tareas sencillas, y entonces se convertía en un obrero diligente y hasta irreemplazable ya que el vacío de su imaginación le impedía distraerse del trabajo encomendado.
Acometía su rutina con empeño y dedicación sin emitir quejas, ni acusar cansancio.
Por ese motivo, todos en la colonia le tenían un cierto afecto y no dudaban en incorporarlo a cualquier grupo encargado de trabajos pesados. El tiempo que se invertia en eliminar su torpeza inicial era prontamente compensado cuando por fin alcanzaba un satisfactorio nivel de competencia.
Por otra parte, era fuerte y silencioso, insensible al calor e impermeable a los vicios. Dotado además de una virtud que provenía de su principal defecto.
A Evaristo le costaba hilvanar diálogos coherentes, y se había hecho en él un hábito no participar de chismorreos ni ventilar intimidades.
Todos hablaban en su presencia con libertad y largueza. Evaristo era el hermetismo hecho persona. Se confiaba en él, más por descarte que por convicción, pero en suma su prudencia se descontaba.
Cuando los demás poceros descansaban bajo la parra, dando rienda suelta a las cargadas y a los zumbones comentarios relativos a la última aventura romántica del Chato, Evaristo sin decir palabra, sentado en el suelo, reponía de verdad sus fuerzas, devorando el almuerzo.
O cuando descargaba alfalfa en la estación- porque Evaristo estaba en todas partes realizando tareas físicamente exigentes, pero de simple ejecución- sin despegar los labios, no parecía escuchar el comentario avieso del Toto, que se especializaba en visitar señoras aburridas en ausencia de los respectivos maridos, y que además se solazaba contándoselo al Beto, cuyo silencio se aseguraba a través del miedo, y ante el Evaristo que estaba siempre en la luna.
Hasta los señorones del pueblo buscaban a Evaristo para arreglar algún jardín o cepillar una persiana. Él trabajaba siempre mimético, y a la larga, eficiente.
Don Rómulo ni siquiera interrumpía su meloso avance sobre la Chichí su secretaria, mientras Evaristo laboriosa y lentamente desarmaba con mano insegura y expresión ausente el marco de la ventana que se empecinaba en atorarse.
Evaristo había alcanzado, sin proponérselo, el status de un insuperable ejecutor de mandados e incansable reparador de todo lo que funcionara mal y requiriera fuerza y paciencia a falta de ilustración o ingenio, de los que tan obviamente carecía.
- Doña Elina, ¿ quién le arregló las tejas? Ando necesitando un audaz que se suba al techo.
- El Evaristo, Josefina ¿quién más? Y a propósito, después me lo manda para acá, que se me trabó la cañería de la pileta y el Joaquín es un inútil.
Toda la mañana paseaba Evaristo de una punta a la otra del pueblo, haciendo sus tareas, cuando no se enrolaba para algún trabajo en el campo, día en que su ausencia se lamentaba, porque siempre sus manazas hacían falta.
Evaristo, testigo involuntario de peleas conyugales, de flirteos extramatrimoniales y de contubernios políticos, de presiones económicas, de cuidadosas maquinaciones de los poderosos para estafar a los demás, de deslices clericales, de efervescencias prematrimoniales y de murmuraciones lapidarias, era sin quererlo, un vivo compendio de las entretelas de la historia oculta del pueblo. Una enciclopedia de la mezquindad humana. Una cara boba nunca ausente en ningún lugar donde se pierde el disimulo y se desnuda el peor perfil de cada hombre.
Un día, el pobre tonto apareció por la estación de trenes con un lujoso maletín de cocodrilo que hacía juego con sus brillantes zapatos nuevos, y no desmerecía su traje de impecable corte inglés ni su Rolex de oro y su corbata de seda italiana.
Tomó el tren y se marchó del pueblo, con un cargamento inusitado de pesos en la maleta par no volver nunca más.
Sin embargo, nadie manifestó sorpresa ni hizo preguntas. Sabían todos demasiado bien el motivo de su prosperidad y tendían sobre él un manto de silencio, ya que habían sido visitados en la víspera por un renovado Evaristo, que en el más fluido y académico estilo les había propuesto un gentil y provechoso intercambio en que él aportaba discreción y ellos, dinero.


Algunas otras cositas comentaré en el siguiente post que se relaciona también con este cuento.

Cabe ahora una reflexión: si hacen macanas, procuren que no los estén viendo, no sean más tontos que los que parecen serlo.

Y ténganlo sobre todo presente en el tiempo que queda hasta el próximo sábado.

Y si quieren recibirse de blogueros aficionados sigan este link

Un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea? Graciela.
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.


sábado, 1 de febrero de 2014

Otro de mis cuentos

En el mismo libro en que se publicó Pobre tonto, cuento que ya subí hace mucho tiempo, estaban incluidos otros dos relatos míos. Éste que les presento es uno de esos dos cuentos que todavía no conocían ustedes. Por eso verán la misma portada, y no verán en cambio la dedicatoria, como acostumbro.
Lo que sí será como siempre es mi clasificación gustométrica, y les va a sorprender que sea tan alta: un nueve, simplemente porque es uno de mis favoritos. Lo quiero y punto. Por eso lo califico con nueve.
Ahora lo pongo en sus manos, para que ustedes mismos lo juzguen.


El MILAGRO.

Por Graciela L.Argüello.

El otro sábado, no éste, el anterior, le pedí a mi papá que me trajera cuadernos, y lápices y gomas, para poder explicárselo de a poco. Para ir escribiendo primero lo primero, y después lo de después, porque usted no entiende, si no. Usted mezcla las cosas.

Bueno, este sábado mi papá me trajo todo lo que le dije, menos el sacapuntas, que me prometió para el próximo sábado, junto con la leche condensada y el Billiken último.

Y entonces le empiezo a contar en mi cuaderno, porque cuando hablamos en su escritorio usted no me entiende, y me mezcla todo. A mí no se me confunde el tiempo como usted cree, yo tengo más tiempos que usted, eso es todo.

Mire: está la primera vez que fui chica (no la de ahora), está el tiempo de entre medio, y está ahora, después del milagro, que soy casi siempre feliz.

De la primera parte me acuerdo poco. Sólo de mis hermanos y el oso, del vestido de plumetí, de la radio alcancía, del sombrerito verde y del lagarto embalsamado. Me acuerdo que por ahí se me perdió un papá. Me acuerdo de las monjas. Odio a las monjas.

Del tiempo del medio me acuerdo más. Sobre todo del comienzo, que  era lindo. Había música y tenía muchos amigos. Estábamos los tres. Estaba mi novio, que para que se dé una idea, era un poco parecido a mi papá (al de ahora, no al que se me perdió, que no me acuerdo cómo era) pero más joven y más flaco. Más tierno, también. Después me casé y fui grande, y fui seria y trabajaba. Y tuve dos hijos. Los extraño a veces, porque eran el sol y la luna, eran de caramelo.

Hasta que todos nos pusimos grises: mi marido y yo, la casa, las plantas. Y los chicos, con su barrita, siempre en la plaza,  o la escuela, o la pileta, o los cumpleaños, haciendo deberes o jugando. No me veían. Ellos tampoco. Digo tampoco, porque para mi marido yo era invisible desde antes, desde mucho antes.

Y pasaron tantas cosas… ¡se me murieron tantas cosas! Por cada cosa lloré sola. Y se me perdieron tantas otras, mientras estaba sola. Siempre me dejaron sola. Siempre me sentía sola. Y luché sola.

Mi mamá decía “luchar”, yo no digo esa palabra desde antes del milagro. Es una palabra que golpea. Desde el milagro no digo cosas duras ni palabras que golpean. Desde el milagro me río. Desde el milagro soy más feliz que cuando era chica por primera vez.

Porque puedo hacer tantas cosas que antes no me dejaban: puedo reírme a carcajadas todos los días de la semana. Y me tiro en el pasto. Y corro por el parque. Y corto flores. Y me subo a los árboles y hago castillos con tierra.

Ahora no voy a la escuela, ni a piano, ni a danzas, ni estudio más, ni hay monjas, ni misas, ni esas horribles muñecas que siempre, siempre, siempre me regalaban para los cumpleaños, para Reyes, para Navidad…¡Ufa!.

Y me puedo ensuciar la ropa, y se me caen las medias, y tengo el pelo suelto, sin ese odioso rodete. Y no tengo que ser abanderada.

Ya sé que usted quiere que le explique el milagro. Lo que pasó entre lo del medio y ahora. Casi no sé cómo fue. No se pueden entender los milagros.

Pero me acuerdo de que era casi medianoche, y yo volvía del trabajo, cerca de Oncativo. El colectivo venía completo, pero sin gente parada, el aire acondicionado funcionaba bien, y yo venía en el asiento 37, sintiéndome relajada, con esa sensación de ni frío ni calor, ni hambre ni sueño, ni nada. Estaba bien, ¿sabe?, bien.

De a ratos cerraba los ojos, pero sé que no dormía porque pensaba en los regalos de fin de año que no había comprado todavía, y en el aguinaldo en mi cartera, y en los chicos que pasaron de grado. Estaba despierta cuando fue mi milagro de Navidad.

El colectivo entero se iluminó de rosa, y se llenó de campanas. Y había perfume a jazmines. Y fue la luz. Como un sol, un sol dulce y cálido como una mano amiga.

El sol fundió el colectivo, y yo comencé a caminar por la ruta. Entré a un gran jardín con golondrinas en el cielo. Desde mi primera infancia no las había vuelto a ver. Y yo era feliz.

Empecé a cantar sin sentirme ridícula, y a saltar, y a correr tras las mariposas con una rama en la mano. Yo, una profesora de treinta y cuatro años corriendo con mi pollera tubo y mis altos tacos. Era un raro milagro.

Así caminé hasta esta casa, donde comprendí el milagro, porque aquí me veo todos los días en el espejo, con mis rodillas flacas, y mis zapatitos de charol y mi vestidito blanco de piqué bordado, duro de almidón, que creía ya perdidos, porque no veía desde hacía tanto tiempo.

Y desde entonces es que soy ¡por fin! casi feliz.

Porque ahora tengo a mi nuevo papá, el que se parece a mi novio de antes. El que es tierno conmigo como era él. El que me trae pastillitas de goma, y galletitas Manón. Porque otra vez estamos mis hermanitos y yo, y jugamos los tres.

Aunque yo no recordaba que tuvieran los ojos claros.

Pero le diré que sólo soy casi feliz, porque no me gusta estar siempre de este lado de esa larga pared. Porque alrededor hay gente que no siempre parece feliz. Porque no puedo andar en tren, ni ir al zoológico o al cine. Pero sobre todo, porque mis hermanitos y yo siempre lloramos cuando anuncian que las visitas se  tienen que ir…

Y a propósito, doctor, ¿por qué mis hermanitos me llaman mamá?

Y si de milagros se trata, ayúdenme a hacer el milagro de conseguir una familia para Cachito.
Hasta el sábado próximo, Graciela.

Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

 

sábado, 7 de noviembre de 2015

Entre mis propios cuentos, el favorito.

Ya conocen ustedes mi "escala gustométrica", es decir la que simplemente mide cuánto me gusta a mí cada uno de los cuentos que escribo, independientemente de su verdadero mérito literario. Y éste es mi más querido producto, por lo cual le pongo un diez, tal vez porque tiene tanto que ver con mi propia historia...
En su momento, se publicó, junto con Pobre tonto y El milagro, en el libro cuya portada ilustra este post, y cuyos datos son:  Antología DE POEMAS  Y  ENCUENTrOS.  DOCE VOCES. Abril de 1997. Ediciones baobab. Pág 11.  
Y a propósito de este cuento, les debo para otro post, una anécdota del evento en que se presentó la antología.

PAPÁ OSO VERDE
          por Graciela L.Argüello
          para el Bochi (in memoriam)

Hubo una vez una niña, que quizás fui yo misma, que tuvo una infancia sin hambre y sin frío de la piel hacia afuera, pero  no del corazón hacia adentro.
La suya fue una infancia sin papá...
Era pequeña y solitaria, hasta cuando cantaba, saltaba y reía, como todos los chicos. Y cuando creció, escribió un diario de lo que le pasó en la infancia.
Y yo leo ese diario, como si leyera mi historia, o la historia de cualquier niño solo. Tal vez tu historia, mujer callada. O tu historia, hombre gris. O la tuya, viejecito cansado...

PRIMER DÍA DE CLASE CUANDO YO ERA CHICA

Hoy fui a la escuela, me llevó mi mamá y me dejó ahí. Tenía que irse a trabajar a la oficina.
Había muchos chicos con delantales de colores. Los nenes tienen delantales celestes, y las nenas, rosas. Muchos nenes lloraban y se quedaban con sus mamás que no se iban para que no lloraran más.
Yo también lloraba porque no tenía mis juguetes y no me gusta la escuela y me quería ir a mi casa, pero mi mamá  no estaba porque se había ido.
La señorita quiere que le diga tía y dice que se llama Ofelia. Es buena, pero no es mi mamá, ni es mi tía. Entonces yo pienso que en mi casa mi mamá viene recién a la hora de comer, así que no la voy a extrañar hasta que sea la hora de comer. Pero acá tampoco está mi oso verde.
Porque yo tengo un oso verde con la panza roja. Es chiquito y manso, con un cascabelito en el cuello. Él me espera en mi casa y los dos jugamos juntos. Yo no quiero jugar con todos estos chicos más grandes que yo, quiero jugar con mi oso verde.

AL RATO EL MISMO PRIMER DÍA DE CLASE CUANDO ERA CHICA

Ya se han ido los chicos, y la señorita me cuida porque no me vino a buscar nadie. Cuando venga mi tía, me va a llevar a mi casa y yo voy a buscar a mi oso verde que debe estar muy triste, solito en mi pieza.
 Mi mamá va a estar en casa pero tiene que hacer cosas de la oficina, así que voy a contarle a mi oso verde que tuve miedo, y que lo extrañé porque lo quiero. Le voy a decir a mi oso verde que no quiero volver a la escuela, que me gusta más jugar con él, sentada en el almohadón floreado y sin hacer ruido, porque mi mamá, pobrecita, trabaja y trabaja.

OTRO DÍA EN LA ESCUELA

Cuando no vengo a la escuela me aburro en mi casa, y me moriría si no tuviera mi oso verde que es muy lindo y muy bueno. Las muñecas son lindas, pero no me quieren tanto. ¡Mi oso verde es mi oso verde!
Yo le conté que en la escuela hay una osita rosada, y él la quería conocer, pero yo no quiero llevarlo, para que me quiera a mí sola.
Mi oso verde es el único que está siempre y siempre conmigo, y no trabaja en ninguna oficina, por eso quiero tenerlo para mí sola. Cuando se lo expliqué me entendió, y ya no quiere ir a la escuela con ninguna osita rosada. Si mi mamá fuera oso también me entendería, y no iría a la oficina y jugaría conmigo. Pero mi mamá es mi mamá y mi oso verde es mi oso verde...

OTRO DÍA CUALQUIERA DE MI INFANCIA

En la escuela hay un nene rubio que viene el papá y lo busca. ¡Es de lindo ver cómo queda de chiquito al lado de su papá! ¡Es de lindo ver cómo el papá se agacha desde tan alto para arreglarle el moño a lunares del guardapolvo! ¡Es de lindo verlo irse con su papá!
Yo también tengo un papá, pero no lo veo, porque trabaja en la China. Viene una vez cada tanto y me saca a pasear en su auto, y me compra cubanitos de dulce de leche, pero a mi mamá no la lleva porque... no sé por qué...
Es que están cansados de trabajar tan lejos, y no se saludan porque están demasiado cansados, como yo cuando me duermo sin decir buenas noches.
Yo querría ser un nene rubio con un papá. O mejor yo querría ser yo, pero con mamá y con papá. Yo querría que trabajaran menos y me quisieran más.
 ¡Ojalá mi papá trabajara en la oficina con mi mamá!.. O si no, ¡ojalá nos fuéramos todos a la China!

UN DÍA MUY TRISTE EN MI INFANCIA

Hoy se murió mi oso verde. Yo jugaba con él y se le rompió una oreja, pero yo lo quiero igual. Lo dejé y cuando volví de la escuela no estaba, porque mi mamá que es mala me lo había matado. Yo lloraba y lloraba porque mi oso es el único que me quiere.
A la noche, mi mamá me trajo el oso todo cosido, porque no estaba muerto, sino que lo habían operado para arreglarle la oreja. Mi oso verde está más lindo que nunca, y habla y habla, mientras yo le cuento que hoy lloré mucho porque me quedé sola, y ahora sé que sin mi oso me muero de pena.
            Oso, Osito, ¡nunca te vayas a trabajar a la China!. O si te vas, yo también me voy. No me dejes vos también, Osito querido.

OTRO DÍA

El nene rubio que tiene un papá que lo busca, me dijo que yo era muy rara porque hablo con mi oso. Él dice que los osos no hablan. Es que él, pobrecito, no tiene un oso como mi oso verde. Yo se lo dije y él me contestó que le va a preguntar a su papá, porque los papás saben todo. Mi papá que está en la China, ¿sabrá también de todo?
Si la China quedara cerca, yo se lo preguntaría, pero como está más lejos que el cielo, se lo voy a preguntar a Papá Oso Verde.

AL DÍA SIGUIENTE

Papá Oso Verde no contestó nada y miró por la ventana, como hace siempre que no sabe qué decir. Él no supo qué contestar y yo no tengo a quién más preguntarle, así que me voy a ir a dormir, pero antes le voy a pedir a Dios, que puede hacer de todo, que traiga más cerca a la China, para que mi mamá y mi papá no estén tan solos, y yo los tenga a los dos.
 
DESPUÉS

Hoy va a venir mi papá y me va a llevar en su auto. Mi mamá me ha puesto bonita porque quiere que mi papá sepa cuánto me cuida. Mi mamá no se pone contenta como yo cuando mi papá me busca.
Ella tiene miedo de que yo me vaya con él a la China, y entonces me dice que no me vaya porque él es muy malo. Yo no sé si es malo, pero me gustaría tenerlo conmigo para mostrárselo al nene rubio que tiene un papá que no trabaja en la China.
Yo me acuerdo de que antes de que mi papá se fuera, él y mi mamá se peleaban, y creo que se portaba mal, porque mi mamá lloraba. Pero a lo mejor no es malo, y ahora que tiene un trabajo lejos nos quiere más.
Yo lo quiero aunque no se lo diga a mi mamá, porque yo sé que si no viviera en la China, me llevaría a la escuela, y también sería lindo verme tan chiquitita, al lado de él, tan alto...
También lo quiero porque sabe silbar. Mi mamá no sabe silbar. Mi papá se ríe mucho cuando me lleva a pasear. A mí me parece que mi mamá no se sabe reír. Yo aprendí lo mismo, y a veces me río con mi Oso Verde.

OTRO DÍA DISTINTO

Mi mamá está triste, y dice que tenemos que ir a los Tribunales. Yo no sé qué es eso, pero debe ser un lugar muy feo porque ella llora.  
Mi mamá me dijo un montón de cosas que tengo que decir cuando vayamos, porque si no, me van a llevar a otra parte sin ella. Yo no quiero ir a ningún lado sin ella, aunque creo que sería a la China con mi papá.
Yo no quiero ir a la China con mi papá si mi mamá no va. Lo que yo quiero es que estemos los tres y el Osito, pero cuando le nombro a mi papá, mi mamá se enoja muchísimo. Entonces no le puedo explicar nada. Al final siempre me quedo callada, y siento como cuando no puedo tragar los remedios de pastilla grandota. Como cuando se me trancan y siento un dolor acá, adentro del cuello.
Después de un rato viene mi Papá Oso Verde y me hace reír de nuevo.
 
EL DÍA QUE FUI A LOS TRIBUNALES

Yo no sé por qué mi mamá lloraba y lloraba, porque los Tribunales no son nada malo. A mí me gustaron: son como un montón de oficinas juntas en un edificio grandote y lindísimo que tiene escaleras al medio y como toboganes (mi mamá dice "rampas") en la entrada.
A mí me gustó sobre todo la pieza del juez, que es un hombre muy serio, pero que pregunta y pregunta. En esa pieza había unos sillones enormes de cuero marrón, que a mí me gustaron mucho. Me puse a saltar sentada como hago en los sillones azules de mi casa, creyendo que no me miraban, pero me estaban viendo, y me retaron, igual que en mi casa.
Estaban mi mamá y mi papá y otros señores que le hablaban al juez, y que a cada rato parecían enojados. Yo me empecé a aburrir y entonces lloré un poquito. Después me preguntaron cosas de lo más tontas. Me preguntaron si quería más a mi mamá o a mi papá. Yo quería decir que los quería a los dos, y que me gustaba estar con los dos, porque mi papá me leía versos de un libro que tenía, y mi mamá me pone la bolsa de agua calentita en la cama. Porque mi papá me llevó una vez a un lugar donde un señor tocaba en el violín una música tan linda como si fuera del cielo, y mi mamá me hace bombas de papa...
Pero no dije nada, porque vi la cara de mi mamá, que parecía como pidiendo que la quisiera más, y entonces dije que me quería ir con ella.
Después todos nos fuimos, y mi mamá me preguntó: ¿ahora por qué llorás?

MESES DESPUÉS

Pasa mucho tiempo, y siempre mi mamá va a los Tribunales, a veces me lleva a mí, pero yo me aburro y no entiendo de qué hablan, y me asusto mucho porque ella y mi papá a veces se gritan cosas feas.
Pero por lo menos aprendo palabras difíciles, que después le cuento al nene rubio, y me siento importante. Algunas veces tengo que inventarle explicaciones, porque yo tampoco sé qué quieren decir. Pero me divierto mucho cuando le cuento. Aprendí "Palacio de Justicia", que es como decir Tribunales. Y aprendí "audiencia" que me parece algo de la radio. Y aprendí "patria potestad" que no sé qué significa, pero debe ser algo del Himno o de los próceres que nos enseñan en la escuela cuando hablan de la patria.
 
CUANDO YO ERA MÁS GRANDE

Hoy se decide si me quedo con mi mamá o con mi papá. Como ya tengo seis años, mi mamá me llamó para explicarme "cosas que ya puedo entender", pero que igual no entiendo.
Dice que no puedo estar con los dos porque ellos no quieren estar juntos, y entonces el juez va a decir con cuál me quedo.
Cómo va a saber el juez, es algo que yo no entiendo. Pero mi mamá dijo que tengo que pedir que me dejen con ella, porque mi papá es malo. ¿Será malo? Las mamás nunca mienten. Debe ser malo, aunque yo no me dé cuenta...

AL DÍA SIGUIENTE

Ayer todos lloraban, y yo también, pero no sé por qué. Al final el juez dijo que me quedara con mi mamá. Cuando salimos de la pieza de los sillones, mi papá vino a decirnos que se iba de viaje por mucho tiempo y muy lejos, y que se quería despedir. Yo la miré a mi mamá, y ella me miró enojada, así que no dejé que mi papá me besara, porque ella dice que es muy malo.
A mí me dio mucha pena por los dos, porque mi papá parecía que quería llorar cuando no le di un beso. Y mi mamá parecía como de cartón y su mano era un hielo.
Y yo me sentía como si me ajustara la ropa, y quería quedarme para siempre ahí, antes de que mi papá se fuera para un lado, y nosotras para otro.

A LA NOCHE

Hoy me acosté con mi Oso Verde, y no sé por qué, no pude contarle nada. Me acordaba de mi papá y de sus ojos cuando no me animé a besarlo, y besaba y besaba a mi osito hasta que me dormí llorando. No sé por qué.
 
HOY, HOY CON LLANTO

Hoy mi padre ya es casi olvido. Murió siendo yo una niña hace más de mil años. Murió lejos de casa, sin que le diera aquel último beso, y yo no recuerdo ni siquiera cómo era su cara. De él no me ha quedado nada, ni una fotografía.
No sé cómo era mi padre, nunca lo conocí, pero las únicas cosas que hoy me llenan los ojos de lágrimas son: escuchar a Piero cuando canta "Viejo, mi querido viejo"... y ver a un niño con un oso de felpa.

Y si ustedes piensan que les hace falta un oso verde, pero están demasiado crecidos para un peluche, ¿por qué no adoptar al Gordo Lucas, que también necesita una familia?
Un abrazo y nos vemos el próximo sábado. Graciela.


Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
P.S.: Recuerden que cualquier cosa que quieran usar de este blog debe incluir la  mención de la fuente, porque todo en él tiene protección de propiedad intelectual.

jueves, 15 de mayo de 2008

SEGUIMOS TONTEANDO

Antes de entrar en materia, les traigo copiadas de Atención Viandante, un par de invitaciones muy interesantes:

1- Primera juntada bloguera literaria: Books and Blogs

Este domingo a las 18 horas realizaremos el primer café literario y blogueril a realizarse en Unquillo, Córdoba Capital.

Se llevará adelante en un café llamado Tierra, frente a la Casa de la Cultura; dentro del paseo comercial Estación Unquillo, y a media cuadra de la terminal de ómnibus de dicha ciudad.
No hay excusas, el colectivo te deja al toque.

¿Por qué lo hacemos en Unquillo?, porque ahí hay varios y buenos escritores que se prenden, y porque nos gusta ir de joda, aunque más no sea unos kilómetros.

Ya hay varios confirmados, están invitados a sumarse.
La idea es que cada quien lleve algunos de sus materiales así los leemos y hablamos de blogs, libros y cultura.

2- Hay juntada bloguera en el centro de Córdoba:

Los chicos de Córdoba Weblogs están armando un Beer and Blogs en lugar a definir de Nueva Córdoba el próximo Jueves 22 de Mayo a las 20 horas.
Yo voy, el que se quiera prender, venga nomás.



Y AHORA SÍ, MI MATERIAL DE LA FECHA.


^ ^
O O
( o )
==
Ésa que ven arriba es mi cara de hartazgo por el tiempo que llevo esperando que blogger se digne a subir la foto que tenía programada para este post. Como no pienso fosilizarme esperando que lo haga, vaya ese dibujito como ilustración de hoy.



Finalmente hoy blogger subió mi foto, pero dejo la protesta anterior porque la tiene merecida

Y como ya anuncié en mi post anterior, éste está también relacionado con el POBRE TONTO.

Se trata de una traducción al italiano que me regaló mi amiga Rossana Canu, y que me parece interesante presentar a los lectores, como una invitación al ejercicio del idioma. (Iba a poner ejercicio de la lengua, pero no va a faltar seguramente algún desubicado que agarre para el lado de los tomates) Además, quién les dice, tal vez hasta me traiga lectores del Viejo Mundo.

Como acotación extra, puedo contarles que las tareas de preparación para el libro en que ese cuento se publicó, tuvieron un sabor muy especial.

De resultas de una propuesta de la Editorial baobab, convocando a doce autores del interior que con anterioridad habíamos participado en sus certámenes literarios (y resultado finalistas en ellos) nos conocimos todos, y nos reunimos para discutir título, formato, costos, fecha y modo de presentación.

Fue una experiencia inolvidable estar "en la cocina " del libro y conocer gente maravillosa. Lamentablemente, después no seguimos en contacto, a pesar de las promesas en ese sentido.

El acto de presentación fue también algo muy especial, y tengo recuerdos de él que irän apareciendo en el blog bajo la etiqueta
Anécdotas verídicas y no tanto.

POVERO SCEMO

di Graciela Argüello

Traduzione di Rosanna Canú

Evaristo non era mica totalmente scemo; insomma, se qualcuno si prendeva la briga di spiegargli le cose lentamente e ripeterle quante volte fosse necessario, finiva per acquistare una discreta abilitá nell’ eseguire lavori semplici. In questi casi si trasformava in un operaio diligente e talvolta insostituibile, poichè il suo vuoto d' immaginazione gli impediva di distrarsi da quello che stava facendo con impegno e dedizione, senza mai lamentarsi e neppure manifestare stanchezza.

Infatti, nella borgata tutti provavano per lui un certo affetto e non dubitavano se dovevano incorporarlo a qualsiasi gruppo addetto a lavori pesanti. Il tempo investito per eliminare la sua iniziale lentezza, veniva subito compensato quando finalmente raggiungeva un soddisfacente livello di competenza.

Inoltre, era forte e silenzioso, insensibile al caldo e impermeabile ai vizi. Aveva una virtù proveniente dal suo principale difetto: Evaristo stentava a fare discorsi coerenti e quindi non aveva mai preso l'abitudine di fare pettegolezzi e ancora meno divulgare segreti propri o altrui. Ognuno parlava davanti a lui agiatamente e dettagliamente. Evaristo era l'ermetismo in persona. Si ci fidava di lui più per scarto che per convizione. La sua prudenza era al di sopra di ogni sospetto.

Quando gli altri operai dei pozzi si mettevano a riposare sotto la vite, e si lasciavano andare a scherzi pesanti oppure a chiassosi commenti relativi l'ultima avventura del Chato, per esempio; Evaristo, senza emettere parola, seduto per terra, si rimetteva in forze, di santa ragione, divorandosi il pranzo.

Oppure, quando scaricava la cedrangola - perche Evaristo era in tutti i posti, facendo lavori che esigevano forza fisica ma esecuzione semplice - sembrava non ascoltasse qualche malvagio commento del Toto, specialista in visite a signore che si annoiavano in assenza dei rispettivi mariti, e che dopo riferiva dettagliatamente a Beto, il cui silenzio si assicurava attraverso la paura, e davanti a Evaristo che era sempre sulla luna.

E anche i signori del paese cercavano Evaristo per mettere a posto qualche orto, o aggiustare una persiana. Lui lavorava sempre mimetizzato ed efficiente. Don Romulo non si scomodava a interrompere le sue ardenti avances a Ciccia, la segretaria, mentre Evaristo laborioso e con lentezza, disfava con mano insicura ed espressione assente il riquadro della finestra che si chiudeva male.

Evaristo aveva raggiunto, senza esserselo proposto, lo status di insuperabile addetto ai lavori, istancabile nel riparare tutto quello che non funzionava e richiedeva forza e pazienza, il tutto grazie alla mancanza di cognizione e ingegno che ovviamente non possedeva.

- Donna Elina, chi ha messo a posto le tegole a casa sua? Ho bisogno di qualcuno tanto audace da salire sul mio tetto.

- Evaristo, Giuseppina, chi altro puó essere? E, a proposito, se lo vede me lo mandi, per piacere, anch'io ho un problema con la tubazione della vasca e Gioacchino è un inutile.

Evaristo, ogni mattina, passeggiava da una punta all'altra del paese, tutto preso dai suoi piccoli obblighi, tranne quando era chiamato per qualche lavoretto in campagna. In giornate come quelle, lamentevamo la sua assenza , oltrettutto perche ci mancavano le sue mele.

Evaristo, involontario testimone delle liti matrimoniali, di romanzi extraconiugali, di sporche alleanze politiche, di pressioni economiche, e di accurate macchinazioni dei signori di alto bordo destinate a truffare gli altri, di indegne bacchettonerie clericali, di effervescenze prematrimoniali, di mormorazioni lapidarie, involontariamente era un vivo compendio delle sottostoffe della storia nascosta del paese. Una enciclopedia della meschineria umana. Una faccia da fesso mai assente da nessun posto dove si perdeva l'ipocrisia e si svestiva il profilo peggiore di ogni uomo.

Un bel di' , il poveraccio piantò baracca e burattini e si presentò alla stazione con una lussuosa valigia di coccodrillo che faceva insieme con le sue brillanti scarpe nuove, e non stonava nemmeno col suo impeccabile abito inglese e col suo Rolex d' oro e la sua cravatta di pura seta italiana. Prese il treno e lasciò il paese con un carico inusitato di soldi nella valigia.

Nonostante ciò, nessuno azzardò una ben che minima manifestazione di sorpresa. Nemmeno una domanda. Tutti sapevano troppo bene la ragione di tanta inattesa prosperitá e gli mettevano sopra un manto di silenzio. Alla vigilia della sua partenza, un Evaristo rinnovato, li aveva visitati per proporre loro con il piu fluido e accademico stile un cortese e proficuo scambio nel quale egli contribuiva con la discrezione e gli altri, con tantissimi soldi.



Por ahora, esto es todo, sigan nomás tonteando hasta el próximo sábado, y si ganan plata con ello, mucho mejor. Un beso. Graciela.
 

Un abrazo y hasta el próximo sábado. Espérenme con la noticia de que le dieron hogar a un perrito o gatito de la calle, ¿les gusta la idea?
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